Revista Cultura y Ocio
La imaginación popular asocia el sintagma “de sol a sol” con el trabajo extenuante o con las tareas fastidiosas. Pero cuando intervienen la mirada y la sensibilidad de una poeta, la fórmula se impregna de matices muy distintos, relacionados con el amor, con la esperanza, con la mirada inteligente y honda. Ocurre así con el libro que acaba de publicar Isabel Martínez Miralles, que se abre con un delicado prólogo de Juan Tomás Frutos y con unos no menos delicados versos de Antonia Cerrato.Allí nos encontramos con el espectáculo amaneciente del mundo (“Vienen las cosas nuevas, como soles / creados para mi esperanza; / viene la luz del verbo iluminando / el centro de mi sed sin nombre”), con la felicidad de las esperas fervorosas (“Yo besaré tus manos, como besa la geisha / las heridas del héroe y tus pies peregrinos / y tus sienes pobladas de palomas”), con cantos o cánticos colmados de espíritu reivindicativo (“Cuando una mujer canta / el cielo acoge su voz, pues es su alma, / y la cubre de amores y la salva”) e incluso con hermosos aires que recuerdan la poesía popular (“¡Qué de nadie es el viento, / qué de nadie tu sombra! / ¡Qué de nadie, el olvido / de tu nombre en mi boca!”).Amor y muerte, esperanza y desesperanza, trenzándose y dialogando de un modo fértil, elevan las columnas salomónicas sobre las que este libro íntimo y emotivo se vertebra, con la ayuda de algunos símbolos tan evidentes como poderosos (el sol, el ajedrez, las sombras, el caballo). El resultado es un poemario en el que la autora transita por caminos de aguerrida hermosura (“Hoy solo quiero respirar el olivo en tu mirada”) y donde siempre apuesta por la vigorosa energía del amor, que nos permite sobreponernos al desaliento, a la laxitud, a las lágrimas. Sirvan como muestra estos cinco versos, que pretenden convertirse en una invitación para que los lectores busquen y lean este tomo, que publica La Rosa de Papel:“Es incondicional saber que lo perfectoes amarte, a pesar de los errores,de los míos, de los tuyos, de la vida,que fluye como un bendito río de esperanzasante el que todos somos héroes y neófitos”