A ver, no os creáis que quería ser un gnomo, o que soy Tachenko (jugador de baloncesto cuyo nombre sólo reconocerán aquellos de mi quinta, que hayan vivido el Mundobasquet 86- lo ví en persona, un gigante).
No, pero yo desde los 14 años, momento en que mi "naturaleza curvilínea" eclosionó, siempre he sido "esa chica grandota".
Porque es una faena putada que te llamen gorda, sí, pero eufemismos tampoco son mejores. El portero de una casa en la que vivimos un tiempo le respondió a mi madre, ante su pregunta de "¿Ha subido ya mi hija?" con un "¿Cuál? ¿La grande o la otra?". Comprenderéis que a mí, ese señor, me caía mal. Fatal.
Todo empezó un día en que mis tías abuelas me regalaron mi primer sujetador. Primero de BUP. Hasta entonces, yo utilizaba lo que mi abuela llamaba "un tó", o sea, esas camisetitas con elástico bajo el pecho, que en cuanto tenías un poquito ni sujetaban ni nada de nada. Es más, si comías mucho, se te clavaban y respirabas mal.Pero a mí me hacía taaaaaanta ilusión.....mis amigas lo usaban, yo quería también. Y luego llegó él: el sujetador. Mis tías abuelas son dos hermanas mayores, solteras, que han vivido juntas toda su vida. las recuerdo mayores de siempre. Y me regalaron un súper sujetador de encaje rosa, marca Cristian Dior (de los de verdad, nada de palo) que sentaba más o menos así con ropa.
Vamos, algo tipo "cuidado que te saco un ojo".Era precioso, pero poco apropiado. En ese momento, algunos de mi clase me apodaron la melones....jajajajajaja, si me viesen ahora....hay días en los que me las busco por la espalda, por si me estuviesen empezando a crecer por ahí o hacia adentro (no encuentro más explicación a que ya no estén).Una de mis mejores amigas era alta, no grande. Entre esas dos cosas, hay una gran diferencia, no son sólo matices. Ella era (y es) alta y delgada: rubia, 1.80, piernas largas, tipazo. Vaya, un pibón. Y recuerdo la sensación de ir juntas por la Plaza de Armas y ella por la calzada, y yo subida al bordillo. sí, para compensar, porque yo tenía mis complejos, pero ella también. (medir 1.80 a los 14 años es un problema).
Ahora nos recuerdo paseando así, y pienso más en esta estampa....
Y el summum de las situaciones, el momento en que nos vamos de excursión un grupo de amigos en verano. Hay que cruzar unas rocas, y el tema está complicado....Los chicos, muy caballerosos ellos, ayudan a las chicas a saltar, las llevan en brazos para cruzar el riachuelo....Yo esperaba paciente y emocionada a que la fila se fuese acortando y llegase mi turno. Detrás de mí, sólo otra chica, menudita. Se acerca el momento, la fila se termina y....."Paula, ¿llevas tú a R. en brazos?". Creo que no necesita explicación, ¿no?
Pero bueno, con la edad, las cosas, esos complejos y sentimientos, se van matizando. No es que ya no me importe, pero la verdad es que en mi caso, la cosa ha ido mejorando, como el vino. No soy Elle Macpherson (ni lo seré), pero tampoco soy la más grande. Y además encontré un truco...¿Adelgazar? Un poco, pero no. ¿Hacer deporte? ¡¡¡Vade retro!!! No, lo que hice es mucho más fácil: me busqué una pareja al lado de la que yo pareciese pequeña.....jajajajajaja. ¡Es un truco!