El Festival de Eurovisión es un fenómeno mundial. Con cerca de doscientos millones de espectadores al año, duplica las cifras de audiencia de la Super Bowl, el espectáculo deportivo más visto del planeta. Consciente de la atracción del formato, el noruego Jon Ola Sand se propuso un objetivo al ser nombrado supervisor ejecutivo de Eurovisión en 2011: globalizar el festival. Su plan pasaba por crear nuevas versiones del concurso en otras regiones, ofreciendo a los ganadores la posibilidad de participar en el evento europeo. El propósito final era fundar Mundovisión, un festival de música entre todos los países del planeta.
La estrategia de Sand, sin embargo, fracasó por completo. Los spin-off de Eurovisión en Asia y Oriente Próximo no llegaron a arrancar. En África, el concurso apenas duró tres años. Todos ellos han naufragado entre las tensiones geopolíticas y las malas audiencias. Pero, al contrario que los demás, el festival original continúa triunfando en Europa, captando la atención del público, incluidos los jóvenes.
Eurovisión, un festival a la medida de Europa
Desde su debut en 1956, Eurovisión ha ayudado a construir una identidad común en Europa. La int...
Si quieres seguir leyendo este artículo, suscríbete a EOM. Lo que pasa en el mundo te afecta; comprenderlo es más necesario que nunca.
Correo electrónico Contraseña Recordar cuenta Recordar contraseña óDe Turkvision a AfriMusic: las copias de Eurovisión que fracasaron estrepitosamente fue publicado en El Orden Mundial - EOM.