Revista Comunicación

De un ministerio y un país de pandereta

Publicado el 04 octubre 2014 por Lya
¿Pero no veis lo que molo, lo moderno que soy, lo guapo, lo alto, lo líder, lo todo? ¿No lo veis? ¿No veis que he llegado para poseeros, para ser vuestra cara, vuestro estandarte, vuestro representante?
Pues no, oiga. Nos falla por la base, como tantas otras cosas en este país. 
Entiéndaseme, lo de Pedro Sánchez ha sido desde el principio un movimiento muy desesperado del PSOE por volver a estar en el candelero y por arrastrar votantes, si no con propuestas ciertas, sí con sonrisa de galán ochentero. Que las mujeres votan y mandan mucho en sus respectivos hogares, y si aquí el guaperas se las presenta en el Sálvame a la hora del café, pues esos votos que ganamos. Y a mí me da rabia porque sé bien el público objetivo al que el PSOE se dirige con esta táctica -claramente diseñada por un equipo de comunicación-. Tanto estos como los otros van a sacar tajada de ese caladero de votos que constituye buena parte de la población española, iletrada, analfabeta funcional y que se mueve por impulsos. Por algo dicen que somos un país péndulo. 
Y así, nunca, nadie, va a tomar cartas en el asunto de la educación. Porque para qué, que se nos acaba el chollo. 
Pero el caso es que el claro aturdimiento del PSOE ante el avance de you-know-who a mí me desconcierta y me inquieta. Porque no creo que aquello que proponen los del yes, we can sea factible ni positivo para un país que ya está, queramos o no, ligado a una clara y dominante (y necesaria, oiga) economía de mercado. Que se lo digan a los de Hong Kong, a ver qué prefieren. 
Así que sí, mientras en el interior nos distraemos con estas cosas, en el exterior se controla nuestro destino. Porque hay unas reglas y la solución no es salirse de ellas. A ver qué haríamos fuera del euro, con una moneda devaluada, inflación por las nubes y desprestigio internacional por no pagar lo MUCHO que debemos ya. Porque sí, aquí más que Podemos, somos Debemos. Hasta de callarnos, tú. Que el otro día dijeron, como si nada, que el año que viene nuestra deuda superará a nuestra producción y en la radio te anuncian, alegremente, los bonos del Estado. Compre usted bonos, financie a este Estado que está que se cae y ya, si eso, en diez años hablamos de devolverle el dinero. Si no nos hemos ido a la quiebra antes, claro. 
Pero oye, la prima esa que vino de Alemania hace dos años, nos ha dejado tranquilos. Así que deberemos mucho, sí, pero es que semos de fiar. Lo vamos a pagar todo, hasta el último céntimo. Con Angela hemos topado, cómo para no apoquinar la guita, ché. 
Total que sí, que lo de subir los impuestos a los ricos y a las grandes empresas y nacionalizar y todo eso está muy bien, sí. Hasta que los ricos y sus empresas se van a producir a Marruecos o a Bulgaria en vez de hacerlo aquí, porque allí, no sé si me entiendes, nos tratan mejor. Y los dineros, claro, en Suiza. Que no pasa nada por lo de la residencia porque para qué quiero vivir en ese país de pandereta, donde no se respeta ya nada. Yo suizo, de toda la vida de Dieu. Y tú nacionaliza, nacionaliza, que a ver quién te financia y refinancia esa pedazo de deuda que tienes. Pues nos declaramos en suspensión de pagos. Di que sí, a comernos los mocos y los nabos del huerto a lo Escarlata, que para otra cosa no vamos a tener. Que aquí no hay petróleo ni gas ni nada. 
Total, que al final nos veo invadidos por los del ISIS, porque, total, el Ministerio de Defensa no es necesario, para qué lo queremos en este mundo de paz y color y amor por el prójimo que vivimos, donde todas las utopías son posibles y bajo los adoquines, Ismael, que te enteres, sí hay arena de playa. Claro, claro. 
En fin, la semana que viene Marycheivis y servidora se van a Granada,  de avanzadilla, a ponerse a tono con lo que nos espera. Que no se diga, que por nosotras no quede. Yo el burka morado, por favor. Viva Al Andalus. Insha'Allah
Ay. País. 

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