De una España ya rota a una Europa estropeada

De la España que explotará cuando ya se está resquebrajando en divisiones internas, autonomías que reclaman su independencia y el derecho de autodeterminación de algunos pueblos que parecen ancianatos, y de un volcán que se expande con su lava insatisfecha para soterrar la economía de una Europa incapaz y maltrecha, que no se atreve a unirse destapando la insalubridad de los gobernantes dinamitadores que provocan las explosiones demográficas, lo que hará que sea difícil su resurgir de sus ya impotentes sembradas cenizas.

¿Saben ustedes lo que ocurre entre un país del llamado tercer mundo y otro fracasado sin saberlo, que dice ser uno de los más progresistas del mundo, refiriéndonos a España?, que es una vulgar falacia, patraña y mentira esa calificación cuando se tiene y se demuestra que se está en manos de un gobierno pusilánime y desgraciado por todo cuanto hace en perjuicio del pueblo, y que para mantenerse en el poder depende de unos personajes que tienen la hoz y el martillo en sus cabezas de plástico, como unos símbolos quijotescos, anticuados y oxidados, cuando la imagen actual debería de ser de un triángulo de aviso y peligro.

Éstos mercachifles de corte comunista aludida en el párrafo anterior, a los que les gusta vivir como marqueses, son secundarios con voz y voto en los consejos de ministros, demostrando su inoperancia, sordidez y malos hábitos cuando no han dado un palo al agua en su vida, siempre gratificada y subvencionada de estudios universitarios, sin aceptar que para llegar a alcanzar un nivel de futuro, sus padres tuvieron que sacrificarse para lograr que así fuese, cuando éstos memos de una cultura hacinada en el verbo fácil han conseguido todo lo contrario que se pretendía de ellos, viéndoles ahora hinchados de una autoridad mal ejercida en la que se pretende notoriedad y abuso descontrolado de una confianza de poder, que nunca se les concedió, para que un majarro marrajo, embustero y socialista llamado Pedro Sánchez y su cohorte, siempre pasado de tono y creído, se mantenga en la poltrona creyéndose ser el más listo del recreo, en donde se siguen repartiendo cromos repetidos y pocas ganas de hacer los deberes, que por nadie serán corregidos.

En España se vive un escándalo tras otro, y la Justicia peca siempre de lo mismo, pasándose los papeles de unos a otros, reuniones a destajo y pocos deseos de comprometerse, sin atreverse a elegirse ellos mismos los jueces para lograr evitar la intromisión de los que desean seguir atesorando el perdón de sus pecados, no dando definitivamente un golpe en la mesa de los cumplimientos al orden, con ese mazo que les fue concedido para arbitrar los pleitos y que nadie se vaya sin castigo, en el caso siempre probado de lo que el acusado haya cometido en perjuicio de otros.

Vivimos tiempos convulsos, en el que se permiten mercados imprescindibles de la energía al más puro estilo de connivencia, estafa y mafia autorizada, dejando que los precios de la electricidad doméstica lleguen a rebosar la paciencia de los consumidores, para que todo quede en ver como los políticos se rasgan las vestiduras, para a continuación irse a los establecimientos "zara" de turno a renovarse el vestuario e irse de copas señalándose después con una sonrisa de aprobación al modelo elegido y ya sin mascarilla, que en realidad la han llevado siempre desde la barbilla a los ojos, prenda a la que llamaríamos pasamontañas de lujo.

Vergüenza de país, de niñatos, recién aprobado el máster de un derecho inacabado, además de esos viejos senadores y diputados sumidos en caracterizarse de buenos hombres y mujeres, representantes de un país que destila mocos y piojos, en los que se permite admitir una migración pobre, necesitada de alternativas e inversión en sus países, previo destronar a sus esclavistas, que tienen que embarcarse en un incesante trasiego marítimo por sus necesidades que no son irreales. La respuesta siempre es la misma, y para qué incluirla en este instante inclemente, cuando destilaría por nuestra parte más contundencia a la insidia con mucha ira contenida.

Y a todo eso le añadidos el ninguneo a costa de mermar la autoridad de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, que no ejerce sus funciones por si son mal considerados, toda vez que se espera que las pensiones de los sufridos que envejecen y morirán por acompañar sus patologías a las malditas y deshumanizadas vacunas de cloaca, sirvan para seguir apoyando la estrategia a esa joven y bien premeditada invasión marroquí que se cierne como una sombra en los pueblos y ciudades de España, reclamando desde otras instancias diplomáticas las puertas de Ceuta y Melilla para después arrasar España, como ya está sucediendo en los países vecinos de una Europa que se hunde y que se va al carajo.