Ya es once de diciembre, el 2013 está terminando, y junto a él termina mi primer año de Universidad: lleno de altos, bajos, medios, ganas, pereza, y muchas otras cosas.
Aún no sé si pasé todos los ramos, pero al menos tengo cuatro de cinco aprobados este semestre, y nueve de diez este año, además ya tomé los que corresponden al tercer semestre, en el que pretendo dejar los viernes libres.
El punto es que fue un año demasiado bueno y demasiado malo. Para ser mi primer año como Universitario, el no haberme echado ramo alguno (hasta ahora, aún falta uno por definir) es un logro del que estoy orgulloso (y aún si me echo Lenguaje Visual no me pondría muy triste, hay gente que se echa más ramos, y haber pasado Metodología con un 4.1 me hizo darme cuenta de que #esposible), aunque lo estoy más por haber logrado entrar a la Universidad que siempre quise y a una carrera que me permitirá desarrollarme como persona y profesional en muchas áreas, aunque me asuste.
Fue un semestre pesado, hubo momentos en los que pensaba “no me la puedo, no me la puedo, voy a fracasar en esto y en la vida”, pero al fin y al cabo lo que importa es hacer el esfuerzo e intentarlo, si no se puede una vez, se podrá otra. Conocí personas muy bacanes, futuros colegas, gente que no sé cómo me soporta cuando ni yo puedo conmigo mismo a veces. Perdí amistades de años anteriores, pero bueno, si hubiesen sido tan amigos míos no nos habríamos separado, ¿cierto? De todos modos me da igual, aún puedo conocer más gente.
Ya que académicamente fue un relativamente buen año, amorosamente no lo fue. Una cosa por otra, dicen por ahí. No es que me preocupe, al contrario, me es indiferente conocer a alguien por ahora (o tal vez no). Familiarmente también fue (o ha sido) un año más bueno que malo: me sigo llevando mejor con madre, y mi relación con padre sigue siendo casi exclusivamente por necesidad, por biología, o por lo que sea menos por confianza y amor.
No ha habido grandes cambios en mi vida, dejemos eso para después, he estado muy ocupado con la Universidad y con mis amigos como para buscar cambios. Quizás después. Aún quiero irme a vivir solo. En dos semanas y media cumpliré 19 años y aún soy un cabro chico inmaduro.
Los planes que tengo -en mente- para estas vacacines son:
- Tomar más y mejores fotos (y ver si logro conseguir la nueva cámara que quiero).
- No quedarme tanto en casa, salir más, conocer más gente y lugares.
- Comer muchas cosas ricas, pero un poquitín más sano.
- No ser tan
emodramático. - Grabar videoblogs
muy estúpidoscon gente bacán. - Grabar uno o varios covers de canciones que me gustan mucho.
- Ser feliz, o más.
Aún debo hacer mi top 10 de discos de este año, mi top 20 de canciones del 2013 (algo más personal), y escoger las 20 mejores fotos de mi Instagram.
Feliz 11.12.13, nunca más viviremos un día así.