De vampiros y de leches

Y después de mucho rogarle a Semenator logré ir al cuasiestreno (un día después) de la última entrega de la saga Twilight. Como sabrán, y si no les informo, soy muy fan de la purpurina y del brillo vampi ¿qué se puede esperar de una pelirosa como yo?

Eso si, déjenme decirles que eso de que los treinta son los nuevos veinte es una ¡vil mentira! Considerando que si sumaba todas las edades de las asistentes a dicho fenómeno tendríamos una media de 20 años era de esperar que yo “brillara en la oscuridad”…¡CON UNA DECENA MÁS!

Una puberta incluso me dijo: “disculpe señora ¿me puedo sentar a su lado o esta esperando a su hija?” Y yo con esta linda cara me giré con Semenator y le dije “Papá le guardo sitio a mi hermana o dejamos sentar a esta chica“. 0_0

¿Qué iba a hacer si no eso? Uno tiene que disimular a toda costa.

Y a pesar de eso todo transcurrió románticamente perfecto. La música, los besos y ¡hasta el orgasmo de Bella! Si oiga que queda comprobado que a los vampiros ¡no sólo les gusta la sangre sino también disfrutar!

Dado que los abuelos nos hicieron el favorazo de quedarse con Critter aprovechamos la salida para una cena romántica y después ir a tomar una copichuela. ¡Sabado sabadete como dicen por ahí!

Todo iba perfecto cuando en eso ¡ZAZ! Una vez sentaditos disfrutando de la música, el romanceo, el alcohol que le causa a uno la risa suelta nos encontramos al “JEFAZO”.

Pensé que sería obligatorio- además del saludo- la ronda de Gintonics de “yo te invito, qué te tomas, no que yo te invito, que es por el gusto de trabajar juntos bla bla bla”.

Jamás me imaginé que ese ir y venir serían dos horas. ¡DOS HORAS! Se imaginarán que cuando uno logra escapar el sábado sabadete lo que quiere uno es…¡ESO! Un mano a mano no una ronda comunal de Gintonis.

Hasta que no pude más y le dije que marchábamos pues ya era la hora de darle el pecho a la niño.

Critter es niña y hace un año que no le doy pecho.

Al buen entendedor pocas palabras.