Revista Infancia
Cuántos de nosotros hemos escuchado frases como: A mi me pegaron de pequeño y mírame, de no ser por esos azotes “no serviría para nada”. Y observo a la gente en la calle, en los sitios donde voy y se ve, se nota la violencia generalizada lo demostremos o no. Personas que EXIGEN ser atendidas de primera así lleguen de última, que quieren pasar por encima de los demás sin importar a quien se llevan por delante, personas que destruyen de a poco o vertiginosamente su cuerpo con el alcohol, el cigarro, las drogas y otras tantas afecciones del mundo incluyendo la excesiva dependencia a la pareja y al materialismo, sin embargo la frase “mírame, soy normal” se escucha siempre. Y seguimos por la vida criando con azotes “para que se enderece” e ignorando los berrinches de los niños para que dejen de “hacernos quedar mal delante de los demás”, porque nos interesa más el “que dirán de” a lo que siente nuestro pequeño en determinado momento. Y no se trata de perfección, se trata de amar a nuestros hijos y dar lo mejor que tengamos así nosotros hayamos recibido otro tipo de crianza, nuestros padres hicieron lo que pudieron en un momento que no había acceso a ningún tipo de información, era raro encontrar quien hiciera las cosas diferentes.
Pero hoy día tenemos mucha información a la mano y podemos contrastar, buscar, opinar, dialogar, preguntar. Porque sí, afecta y mucho la manera como somos tratados en nuestro hogar, donde debe haber cabida para todos como grupo familiar y donde debemos ser un fuerte pero de amor, donde es válido pedir, donde es válido llorar y sentirse mal por parte de los padres o los hijos, porque el niño irá creciendo y formando su personalidad de acuerdo a las vivencias de quienes le rodean. Un niño aprenderá a esperar cuando esté preparado para hacerlo, no se puede forzar a que espere sólo por el simple hecho de cumplir una cuota más en su formación, sencillamente hay aspectos que se dan solos y dependen de la maduración de cada ser humano y no que se tire de él como si de agilizar un trámite se trata, porque sino porque tantos “adultos” impacientes? (empezando por mí) Repito como siempre, no se trata de un hogar anárquico, se trata de un hogar donde todos tengamos voz, voto y opinión y se pueda llegar a un acuerdo justo. Igual sucede con los “buenos modales”, tan aprensivos que somos enseñándoles a decir “buenos días” “por favor”, “gracias”, etc. y nos olvidamos que ellos van detrás de nosotros imitando nuestro comportamiento y toleramos más un “adulto” que olvida dar las gracias que un niño que arranca a correr emocionado con una galleta que le ha dado alguien y ya pierde dicha galleta el sabor de la infancia cuando nos hacen devolver para dar las gracias queramos hacerlo o no, y así vamos dejando atrás el aroma a inocencia pendientes siempre de ser merecedores de escuchar “lo bueno que somos” hasta que un día nos miramos al espejo cansados, con un cuerpo con una o varias enfermedades y hastiados de complacer equivocadamente a la tía, al vecino, a mamá, a papá para pasar a complacer al esposo, a la suegra, al vecino tan cansado como nosotros, pero seguimos diciendo: mírame, a mí me azotaron y aquí estoy, soy persona de bien”
Un amigo hizo en su Facebook la pregunta si el amor cura, todos estuvieron de acuerdo que sí, que cura, yo respondí que “El amor no sólo cura, también PREVIENE. Los niños emocionalmente sanos que han crecido en un entorno amable de seguro serán adultos más saludables”
Es prioridad dejar de heredar mitos y creencias en torno a la crianza porque no le hacemos ningún bien a nuestra cría ni a su futuro. Un niño que ha crecido en un entorno saludable y amable tendrá toda una gama de posibilidades para desarrollarse como un ser humano consciente de si mismo y tendrá la capacidad de ser afín con sus semejantes.
Pero la lucha es férrea, hay gente hermosa aportando su granito de arena, dentro y fuera de la red, robándose un poco de su tiempo a ellos mismos, a sus hijos y su vida privada con el único fin de dar a conocer a padres, madres y sociedad en general la posibilidad de otra forma de criar con el respeto, amor y consideración que merece la infancia.
Ningún niño va a llorar o “pedir atención” por fastidiar o molestar, en la medida que se sientan amados, contenidos y protegidos irán creciendo seguros y con suficiente confianza hasta ir madurando todos y cada uno de los aspectos que completaran su crecer.
Todos los niños llegarán al mismo sitio (dormir toda la noche, control de esfínteres, y un largo etc.), independiente de cómo se les críe, la diferencia es que un niño guiado de la mano del amor, la paciencia y la tolerancia dará al mundo lo mejor de sí sin tantos fantasmas y miedos en su interior