Revista En Femenino

De visita en Ojo de Agua

Por Clau707
 "Lo único que interfiere con mi aprendizaje es mi educación"A. Einstein.
He pasado los últimos días conociendo Ojo de Agua y creo que ya estoy arrepentida.

De visita en Ojo de Agua

Detrás de "Reina"


Arrepentida porque, a pesar de conocer la filosofía, los objetivos, el espíritu del proyecto; haber visto hasta el cansancio las fotos que tienen colgadas; conocer el sitio, haber revisado el mapa de Alicante 20 veces, midiendo, distancias, analizando recorridos con el dedo por sus caminos imaginarios…. la realidad ha superado con creces todas mis expectativas. Ha sido revelador. Y no puedo dejar de pensar en ello… ¿Cómo hago ahora para sacarme Ojo de Agua de la cabeza?
El espacio maravilloso que es Ojo de Agua, situado a un kilómetro de Orba - Alicante, en medio de la naturaleza; lo pensado de cada detalle, el aire, la paz que se respira, el amor con el que se ve que está construida cada pequeña cosa, inspiran a quedarse allí. Para siempre.
Planifiqué esta visita a raíz de un post anterior en el que mi hija mayor escribió un texto sobre su “escuela ideal”. Entonces yo le dije que había un lugar, muy parecido a aquello que ella imaginaba. Y así, nos apuntamos al encuentro de familias organizado por Javier y Marien, en Ojo de Agua.

De visita en Ojo de Agua

En el estanque

¿Qué es Ojo de Agua? Es difícil contestar a esta pregunta. Más bien habría que decir qué es lo que no es. Ojo de Agua no es un cole. Lo que no significa que en él no se aprenda. Es un espacio educativo libre, lúdico, en el que los niños deciden por sí mismos qué desean aprender, cómo y cuándo.
Antes de rasgarnos las vestiduras con este concepto, os invito a que repasemos nuestra infancia y nuestro pasar por el sistema educativo “normal”:
Crecemos en un colegio directivo en el que, nos apetezca o no, debemos cumplir con contenidos y deberes. No todos de nuestro agrado y mucho menos de nuestro interés.
Se nos atiborra con cientos de fechas, lecturas aburridas, datos y más datos cuyo objetivo principal no es el que se nos quede en la mente tanta sapiencia, sino el llenar de números (buenos números) un boletín que dará fe de aquello que supuestamente hemos retenido. Y ojo. Esto sólo de manera temporal. La mayoría de los niños han olvidado de un año al otro, aquello que supuestamente “aprendieron”.
Algo que me pregunto a diario es PARA QUÉ hacemos esta colección de contenidos innecesarios. Tengo que decir que tuve un colegio estupendo, y sin embargo, recuerdo que la primera vez que lo plantee seriamente fue a los 15 años, cuando mi profesor de matemáticas me daba un ultimátum. Mis calificaciones en esa materia habían sido de regulares a malas durante todo el año, y sólo quedaba un trimestre para salvar la asignatura; así que me citó para “conversar” sobre mi situación. Luego de escuchar atentamente sus razones, me atreví a decirle: Yo te entiendo perfectamente. Entiéndeme tú: No me gustan las matemáticas. Nunca me gustarán… y estoy segura de que jamás me servirán de nada todos estos cálculos tan complejos. Quiero ser periodista.
Aprobé la signatura por benevolencia y cansancio docente. No he vuelto a ver un vector (ni nada que se le parezca) en mi vida.
Mucha gente responderá: Por cultura general. Bien… yo desafío a cualquiera a que recite – como antaño – TODAS las capitales del mundo (que para estos años, algunas ya habrán cambiado…), la tabla periódica de elementos, los diferentes reinados de los Felipes, Luises y anexos, sin equivocarse.
Esta obviedad: el “aprender” para el examen que toca, (el repetir conceptos, memorizar, más bien, sin ton ni son) durante los 12 años que dura el colegio, y luego guardar en algún recóndito rincón de nuestra memoria estos contenidos insulsos, no sólo no tiene sentido, sino que nos limita la capacidad de investigar y crear por nosotros mismos conceptos nuevos, distintas formas de resolver los problemas que aparecen.
Hace unos años, pocos… quizá dos, salió en la tele un programa que dejaba esta cuestión a la vista. Me refiero al programa “¿Sabes más que un niño de primaria?” en el que algún famoso, o adulto competía contra niños de 10 años por dar (y en la mayoría de los casos, adivinar) las respuestas correctas a los contenidos que se preguntaban. Desde luego, los adultos se equivocaban. De hecho, el programa no hubiese funcionado si los adultos hubieran recordado o sabido aquellos contenidos de su infancia.
Entonces: ¿Para qué vamos al cole? O más bien ¿Para qué deberíamos ir al cole?
En un mundo como el que tenemos ahora mismo, en el que las respuestas están a un click y nunca mejor dicho, al alcance de los dedos; en el que las máquinas hacen por nosotros cálculos inmensos, almacenan información, fotos, música y toda clase de datos increíbles… ¿no será más importante que encontrar las soluciones, saber formular las preguntas?
Subestimamos a los hijos constantemente. Durante su infancia lo hacemos todo por ellos, decidimos y obramos asumiendo todas las consecuencias. No les dejamos que ejerzan su libertad y su pensamiento y luego pretendemos soltarlos solos, con 18 años aprox., hacia el “mundo real”, sin que lo hayan visto nunca de cerca.
Al estar en Ojo de Agua, escuchar a Javier y Marien, convencidos del camino que han elegido, apostando por este sueño hoy absolutamente tangible y real; al escuchar a mis hijas reír y compartir tareas con niños de todas las edades, con lluvia y con sol, disfrutando de cada hoja, de cada flor; el ver sus caras, su interés… me ha hecho sentir que es posible hacerlo de forma diferente.
Antes de volver a Madrid, terriblemente emocionada, les abrazo y agradezco por esta labor. Si el mundo tuviera a más personas que creyeran en sus sueños, tendríamos un mundo diferente.
No le digo adiós a nadie porque me duele el corazón. Me despido por casualidad de Asun, que deja su casa de Madrid para vivir en Orba y disfrutar de esta maravilla.  No puedo dejar de sentir admiración y envidia. Y ahora ¿qué voy a hacer? Es mi pregunta. Sé que este lugar es el ideal… que lo hemos buscando tanto. Lo tenemos ahí y no podemos alcanzarlo...
Miro por última vez la casa de madera que nos ha acogido estos días. Cierro la puerta del coche y lloro.
Más cosas:
Francesco Tonucci: La misión de la escuela...http://www.summerhillschool.co.uk/Por fin libres - Sudbury Valley School

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