Ya tenemos emperador en el imperio. Y esta vez, sin engañar a nadie y en unas elecciones libres, dice en La Vanguardia [Presidente por venganza, 08/11/2024] el escritor Carlos Zanón. En breve nombrará senador a un caballo, quemará el Reichstag y celebrará su no cumpleaños todos los días del calendario menos uno. Y todos los analistas progres dirán “oh” cuando antes habían dicho “ah”. Cada móvil es un medio de comunicación, los valores se canjean a la baja por intereses y la verdad es una vajilla bonita pero poco práctica que ya no se utiliza porque solo celebramos el black friday.
Hace ya tiempo que aquí y allá se vota por venganza. Y esa venganza, por desgracia, no enmascara una sed de justicia particular. Votas por venganza desde tu mediocridad y tu rencor. Y lo haces porque tu vida ha sido decepcionante y quieres que todo se hunda. Porque no tienes lo que crees que te mereces. Porque no eres rico y, por mucho que compres, nada te llena el vacío. Porque estás solo y cada vez más viejo. Porque te operas los labios y los glúteos y pareces un Simpson, quizás la próxima vez te quede mejor. Porque tu madre en la residencia ya no te reconoce y lo peor es que te está costando una fortuna la vieja, empeñada en no morirse. Porque todo está más caro, aunque la mayoría de lo que compras son bobadas, y en verano colapsas aeropuertos y hoteles para ir a, ya no me acuerdo.
Ojalá esa venganza que impulsa a votar no fuera tan barata y cobarde. Que votaras a los otros porque no puedes vivir con estos alquileres, porque no hay cobertura social, porque te quitan las cosas que tenías, porque te han estafado o engañado con sus promesas, porque la comunidad es cada vez más insolidaria, más cruel o banal. Pero no. La venganza es nihilismo adolescente de juego de ordenador. Vayamos al fin del mundo para empezar una nueva partida con mejores bazas.
Quienes le han votado –a diferencia del 2016– saben quién es Trump y qué va a hacer
Mi capacidad de empatía con todos y cada uno de los votantes a Trump después de este martes es cero. Me leo las razones que los especialistas tratan de entender y me valen lo que les valgo yo a ellos. Son absolutamente responsables de su voto y de lo que sucederá en su país y en el resto del mundo, a partir de ahora. Porque ahora –a diferencia del 2016– sí que saben quién es Trump y qué va a hacer. Y se lo han comprado todo, absolutamente todo, por venganza.