Qué minuto de silencio tan largo, ¿eh Kepa? La vida continúa, ojalá la tuya también tal y como la intuimos muchos por aquí, en un paraíso donde el tiempo no cuente. Cuando te escribí estas palabras arreciaba el verano y ahora que retomo esta hermosa activad, una de las que más me gustan, ha debutado ya el otoño. Qué buena temperatura de momento. Allí en el paraíso supongo que estaréis a 21 grados.Cuando vuelva sobre esta época del blog no sé que es lo que seré capaz de recordar con este par de meses en blanco. ¿Existirá realmente aquello que no recordamos?, oh, ya lo creo; nuestra piel y nuestros huesos, ellos como mínimo, van acumulando cada minuto, uno sobre otro, sin distinguir del todo su consistencia.Dejaré dicho aquí, para recordarlo, ahora que lo tengo más fresco. Que seguía la crisis, lo que nos impidió veranear como nos gusta, viajando a sitios que aún no conocemos y que a este ritmo difícilmente llegaremos a visitar. De ilusiones también se vive. Eso será, que cuanto menos recursos tienes mas ilusión necesitas. Que, sin embargo, viajé yo a cantar hasta Chile junto a mis compañeros del restaurante con motivo del aniversario de una de las municipalidades más acomodadas de Santiago. Que pasé unas horas en Valparaíso, Viña del mar y en la casa de Neruda, y el gusto que me dio imaginarlo merodeando por allí, a ese ser humano poético y singular, mirando el mismo mar que él desde la misma ventana, o intentarlo por lo menos aquella mañana nublada.No dejes de recordar tampoco los días que pasaste con parte de tu familia política, y después con tu madre y tus hermanos, el primer verano sin papá, y el buen entendimiento que hubo entre todos. El baño diario en la piscina, la tranquilidad, la tablet china. El verano en que Mario, mi hijo mediano, comenzó a trabajar. El cuatro por cuatro lleno por equivocación de gasolina, la búsqueda imposible de un mecánico honrado, la multa por alcoholemia, la semana que mi sobrino Marcos pasó con nosotros. Carlina, ¡tu promoción laboral!…Un montón de cosas. La vida esta llena de ellas; idas, venidas, vueltas y mas vueltas. La felicidad no tiene itinerario fijo. Va, viene, se esconde, se cruza, remolonea y se te echa encima cuando menos te lo esperas.Qué te parece Kepa, qué opinas papá. ¿Me estoy organizando bien?, qué decís, no os oigo, quizá es que no habéis dicho nada, que como mucho me miráis con compasiva ternura, meneando la cabeza, como diciendo que no importa, que nada de lo que a mí me parece tan trascendente termina teniendo verdadera importancia, visto, claro, desde ahí arriba. Que la felicidad no es siempre tan compleja, que las más de las veces consiste en celebrar el hecho de que estas vivo y lo sabes, y las posibilidades que desde ahí se tienen para de vez en cuando dejarse de equivocar en la humanísima actividad de andar dilapidando el tiempo. Qué más dejaré dicho aquí. Ah sí, que besos desde la tierra.