DE VUELTA CON LA MEMORIA “HISTÉRICA”
Doña Adriana Lastra (Ribadesella, 1979) sale, toda compungida, en rueda de prensa a explicar que el Gobierno del Nuevo Frente Popular va a prohibir, por Ley, que se haga apología del franquismo (1939-1975) porque ella dice que bajo el franquismo sufrió mucho (no hay más que ver el año en el que nació la señora Lastra y el año en el que murió Franco y se terminó, por tanto, el franquismo, para ver la rigurosidad, la equidistancia, la objetividad y la verosimilitud con la que la izquierda trata el tema de Franco, cada vez que lo hace). El nuevo Frente Popular, con la profanación de la tumba del general, en el Valle de los Caídos, y la promulgación de esta normativa que va a impedir que se digan verdades sobre él, se toma cumplida venganza de la terrible humillación que el bando de los que creen ser sucesores sufrió a manos de Franco en 1939 pues este, liderando el llamado “bando nacional” (porque en aquel entonces era el bando que defendía la unidad de España , el orgullo de ser españoles y que exhibía, con orgullo, todos los símbolos patrios frente al bando republicano, que estaba más por la labor de desmembrar España y que quería que lo que quedara de ella exhibiera la bandera de la URSS, tal y como siguen haciendo hoy en dia), con menos medios les infligió una aplastante derrota, pues casi no perdieron ninguna batalla si dejamos aparte tan solo la defensa inicial de Madrid .
Desde los tiempos de los faraones hasta los tiempos actuales siempre ha sido una constante el que los profanadores de las tumbas han tenido una categoría ínfima en comparación con aquellos que ocupaban las tumbas que han profanado y no es casualidad, pues el profanar una tumbar requiere un nivel de mediocridad moral difícilmente compatible con la tenencia de altos ideales en otros ámbitos. Aunque en descargo de los profanadores de las tumbas faraónicas hay que decir que ellos buscaban enriquecerse.
El emperador Carlos I de España y V de Alemania, por ejemplo, se nego a profanar la tumba de Lutero, su peor enemigo, cuando pudo hacerlo, pues el emperador hispano-aleman era un hombre grande, de altas miras; un hombre llamado a conquistar el mundo; un hombre llamado a hacer grandes cosas. Seguramente si hubiera accedido a profanar la tumba de Lutero habria sido porque en realidad no era grande sino cobarde y mezquino y la Historia no le hubiera reservado el lugar destacado dentro de ella que al final le ha reservado.
El Gobierno argumentó que el mantenimiento del Valle de los Caídos cuesta más de un millón de euros anuales y “que un dictador no merece que el Estado se gaste ese dinero en el mantenimiento de un lugar de culto a él”; sin embargo, el actual Gobierno es cinco millones más caro, anualmente, que Gobiernos anteriores y todo ello para darle a doña Irene Montero un Ministerio inútil en el que ella pueda sentirse útil, y poder, de paso, maltratar a alguna pobre que tenga la desgracia de estar a sus órdenes. Al parecer el haber sacado a un país, eminentemente agrícola, de la desolación en el que lo dejó sumido una guerra y haberlo convertido en la novena potencia industrial del mundo languidece ante el hecho de haber sido cajera en Saturn durante seis meses. Y esto es lo que está sucediendo ahora, que gente mediocre es la que impone “su verdad” valiéndose de que aquel al que difaman no se puede defender y que los que tendrían que defenderlo están acobardados, por miedo a que si lo hacen se les tache de “fachas”. Tan solo un partido político llamado VOX, que no tiene complejos y que por no someterse a la dictadura progre proclama lo que es la verdad, es perseguido y tachado de “extrema derecha”. Si no te pliegas a las mentiras de la izquierda pasas a ser “extrema derecha”.
Ya personas que tienen ideas de izquierda y que sí creen en la democracia como son algunos barones del PSOE, algunos de los cuales han abandonado el partido por esta razón, se han declarado contrarios a la Ley de Memoria Histórica aprobada en 2007 por el Gobierno del nefasto Rodríguez Zapatero por considerarla sectaria. Alfonso Guerra, Joaquin Leguina y Francisco Vazquez se mostraron contrarios a esta Ley por considerarla sectaria, resucitadora de viejos odios y fundada en mentiras e injusticias; mentiras como la que dice que el Alzamiento vino a poner fin a un régimen legítimo (¿legítimo un régimen que sacó de la cárcel a Lluis Companys, en 1936, que había dado muerte a más de cuatro mil católicos durante la rebelión que tuvo lugar en Cataluña en 1934?, ¿legítimo un Gobierno que había sido fruto de un fraude electoral en el que cincuenta escaños que debieran de haber ido a la CEDA, la coalición de partidos de derecha, fueron a parar al Frente Popular, fundamentalmente al PSOE? Y de esto da fe la documentación que Niceto Alcalá Zamora mantuvo guardada en una caja de seguridad de la entidad financiera Credit Lyonnais hasta que en el año 2008 sus herederos entregaron al Estado español y que el nefasto Rodriguez Zapatero quiso hacer desaparecer porque eso venía a poner al descubierto toda esta mentira que supone esta Ley); injusticias como la de dejar sin derecho a reparación a la memoria de los más de ocho mil católicos asesinados durante la república sin haber cometido otro “crimen” que no hubiera sido el de haber tenido unas determinadas creencias religiosas.
Y no solo han sido figuras políticas de partidos de izquierdas los que se han mostrado contrarios a esa Ley por injusta sino que también figuras de otros ámbitos como el literario o el periodístico que fueron activos opositores al régimen franquista (opositores de verdad, no de los del tipo de “luchadores por la libertad sobrevenidos” que estaban estudiando y asistiendo a guateques durante el franquismo y que, luego, devinieron en antifranquistas después de 1975). Opositores al régimen tales como Fernando Sánchez Dragó, Federico Jiménez Losantos y Pío Moa que, luego, con la madurez que dan los años y la nueva perspectiva que da el transcurso del tiempo, cambiaron su manera de pensar ante la evidencia de los hechos.
Ahora, en una “nueva vuelta de tuerca” con toda esta infamia a la memoria de Francisco Franco, este Gobierno del Nuevo Frente Popular se propone vulnerar libertades básicas como son la libertad de pensamiento, la libertad de opinión, la libertad de cátedra…al imponer por la fuerza; al imponer mediante la coacción una determinada forma de pensar.
Según un historiador cuyo nombre no recuerdo, pero que ha tenido la paciencia de recorrerse los Registros Civiles de toda España, comprobando, en el apartado correspondiente al de las defunciones, los muertos con motivo de haber sido ajusticiados tras el advenimiento del régimen franquista, estos no llegaron a ser veintitrés mil pero se va a dar la paradoja de que puedes ser encarcelado si llevas puesta una camiseta con el busto del general Franco, pero no si llevas una con el busto de Stalin, Lenin, Che Guevara o Mao Tse Tung. Al parecer para que la memoria de Franco fuera enaltecida por la izquierda tendría que haber tenido en su haber millones de muertos, pero, sobre todo, tenía que haber provocado esas muertos en nombres de ideales de izquierda; si eso hubiera sido así, todo justificado.
Para la izquierda las figuras reprobables son las de Hitler, Mussolini, Franco, Pinochet, Stroessner…de Castro, Stalin, Lenin, Tse Tung, Chávez, Maduro…nada que decir o, si dicen algo, son elogios.
Y siempre que reviven el tema de Franco lo suelen hacer en base a dos argumentos: en base a unas fosas comunes que no terminan de aparecer y cuando aparece un fosa común con soldados, o son nacionales o son republicanos asesinados por sus mismos camaradas, por haberse negado a volver al frente o con motivo de esas luchas cainitas en las que ellos siempre estaban envueltos (anarquistas contra comunistas; comunistas contra socialistas; comunistas de diferentes partidos entre sí…); y el otro argumento es el de que “¿cómo se va a enaltecer la figura de un dictador, de un tirano como Franco si eso sería igual de absurdo que enaltecer la figura de Hitler en Alemania?” La izquierda mediocre, y metirosa, siempre trata de establecer paralelismos entre Franco y Hitler en base a la ayuda, decisiva eso si, que este ultimo presto a aquel, pero silencia que el ministros republicano Augusto Barcia acudio a Berlin y estuvo cuatro dias alli, en Agosto de 1936, para recabar la ayuda alemana, pero Hitler se la nego pues ya habia tomado partido por el bando nacional y porque odiaba al comunismo. Pero ahi, en la ayuda prestada por Hitler a Franco se acaba toda identidad entre ellos pues mientras que Franco termino teniendo el cariño de su pueblo (lo que pudo verse con motivo de la instalacion de su capilla ardiente, en el Palacio de Oriente, habiendo desfilado frente a su feretro unos trescientos mil españoles; y con motivo de las sentencias a muerte dictadas en el conocido como «juicio de Burgos», que ante las presiones internacionales para evitar que las ejecuciones se llevaran a cabo, el pueblo español salio a la calle, en todas las ciudades de España para mostrar su apoyo a Franco y a su regimen. Y eso es algo que la mentirosa Ley de Memoria Historica no podra ocultar porque esta en las videotecas), Hitler termino siendo detestado por el suyo. Y mientras que Franco dejo a un pais mucho mejor que el que se encontro cuando termino la Guerra Civil, convirtiendolo en la novena potencia industrial del mundo, Hitler dejo a una Alemania devastada, arruinada y no solo eso, sino teniendo que hacer frente a indemnizaciones milmillonarias con motivo de la guerra perdida.
Que el Gobierno de Pedro Sánchez se proponía hacer esto, era un secreto a voces, pues se sabía que había recogido el testigo del nefasto Rodriguez Zapatero, desde hace tiempo, desde que los inútiles, revanchistas, y corruptos, del PSOE y los otros inútiles y revanchistas de Unidas Podemos se pusieron de acuerdo, con la permisividad de “la derechita cobarde” en verter mentiras sobre un hombre íntegro que atesoraba más amor por España y por los españoles en la uña de su dedo chico del pie izquierdo que todo el PSOE, Unidas Podemos y PP juntos, a los que España y los españoles les importamos bien poco como se pone de manifiesto cada vez que tienen que decidir entre nuestro bien o su bien personal.
La izquierda tiene una obsesión con Franco, obsesión que es muy “conveniente” cuando las cosas empiezan a torcerse, lo que sucede siempre que ella gobierna; tardará más o menos pero, al final, la izquierda siempre acaba conduciendo a España a la ruina y, entonces, sacan el tema de Franco porque aquellos a los que no nos gustan las mentiras, “saltamos como triquitraques”, con lo que nos mantiene a la ciudadanía dividida y así no la señalamos a ella, a la izquierda, como a la auténtica culpable de todos nuestros males; a la izquierda le interesa poner sobre la mesa temas controvertidos como es el caso de esta nueva felonía que pretende cometer este Gobierno de impedir que se hable bien de Franco, para tener a la ciudadanía dividida entre detractores y simpatizantes con las políticas de la izquierda respecto a esos temas; siempre que un grupo de mediocres que no han hecho nada positivo en toda sus vidas dedicadas a la política sino acumular un patrimonio inmobiliario envidiable y magníficos planes de pensiones que les procurarán un retiro dorado mientras se muestran incapaces de solucionar el sistema publico de pensiones, se ponen a criticar y a menospreciar la figura de Franco, a mí me ponen de los nervios y me hierve la sangre ante tanto cinismo, pues casi todos ellos se formaron en centros educativos creados gracias al franquismo y sus padres progresaron en una España próspera y en la que se vivía en paz gracias al franquismo.