
Espero que todos los que por allí se han quedado, sirios y sirias de corazón, que están luchando y muriendo por abrir la boca y decir lo que piensan, sigan adelante, porque ahora no vale decir "cueste lo que cueste", ya que ha costado, cuesta y está costando de todo. Por eso, me gustaría que nos olvidasemos un poco de lo de aquí y pusiéramos una parte de la cabeza en otros lugares, en esos en los que de verdad no existe una democracia, ni real o irreal. Si tenemos la suerte de decir lo que queremos en el momento en el que queremos, hagámoslo por todos. No sólo por nosotros, como siempre.