Os escribo desde Canadá, aunque cuando publique el post posiblemente estaré de vuelta en Europa, ya que me gustaría ilustrarlo con algunas fotos y muy torpemente me he dejado el cable de la cámara en casa.
La primera vez que viaje a Norteamérica aterricé en Philadelphia, y como he contado repetidas veces, lo primero que me sorprendió fue lo gorda y grande que era la gente. Esto debió impresionarme mucho con quince años porque todavía hoy tengo las imágenes en la cabeza de obesos andando por la terminal del aeropuerto. Canadá es mucho menos excesivo que Estados Unidos, en sus ciudades, en el carácter de la gente, menos salvaje, y quizá esa moderación lo hace también menos atractivo para visitar (y de la misma forma también un mejor sitio para vivir). Y claro, hay menos gordos.
Tengo muchos posts atrasados (los de Portugal, por ejemplo) pero ya iré actualizando a medida que tenga tiempo y ganas. Que el invierno en Suiza da para mucho.
Besos y recuerdos a todos.
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