Papá quiero ser médico, mamá quiero ser maestra, papá quiero vivir en el extranjero, papá quiero ser policía, mamá quiero ser un chico, papá lo siento quiero ser una chica…¡No lo sientas! Porque puedes ser quien tú quieras ser, quien tú sientas que eres.
¿Eres capaz de decir a la persona que más quieres en el mundo que no puede ser quien quiere ser? ¿Serías capaz de poner obstáculos a la felicidad, a la posibilidad de sentirse más realizado, más en paz consigo mismo a tu hijo?
Yo sé que tú no y yo tampoco. Muchos sabemos que independientemente de tener el raciocinio necesario para entender que cada uno puede ser quien quiera ser, también tenemos la capacidad de amar. Y si amas, lo haces sin peros , sin compromisos y buscando únicamente lo mejor para tu hijo/hija, tu sobrino,tu ahijado o los niños del mundo. y si lo mejor pasa por un cambio que les haga ser más sí mismo pues ahí estaremos como padres: dando la mano a nuestros hijos para que hagan ese camino, para que den ese paso.
De nuestra boca sólo saldrán palabras de ánimo, miradas de amor, abrazos de esperanza. Ser padre es acompañar a nuestros hijos y es ayudarles a que vivan en paz. Nuestra responsabilidad es crear buenas personas y personas felices. Un mundo donde alguien no puede ser quien quiere ser, no es un mundo que queramos. Lo que todos queremos es que no haya represión, ni sueños truncados, ni amores perdidos, ni llantos escondidos.
Educar es ayudar a desarrollar la capacidad de decidir, pensar y sentir por uno mismo. Educar no es imponer, no es adoctrinar. Seremos buenos educadores si conseguimos independencia de criterio.
Decimos sí a la libertad, sí a ser quien tú quieras ser, sí a la tolerancia.
Decimos sí a que las vulvitas y penecitos sean de quien tengan que ser.