De Workaholic a Mae de Camila

Montar el presupuesto anual de ventas para el Departamento de Marketing y Ventas (el reto está en conciliar los deseos del Director de Comercialización con el de
Finanzas); programar dos y hasta tres eventos científicos en paralelo (porque por lo general todos coinciden en el mismo mes); seleccionar y capacitar a la fuerza
de venta (“busca sólo mujeres entre 26 y 38 años sin hijos y que no pretenda tenerlos” eran las expectativas de mi jefe), que nuestro producto líder mantenga su 86% de marketshare sin agotar más del 60% del Budget (pretendía de nuevo el jefe, y esta servidora lo lograba).

Todo lo anterior? Ufff Pan comido versus salir a un centro comercial/parque/casa de
amigos/cualquier lugar con mi “novia fugitiva” de 22 meses, que con un dominio perfecto del caminar y el “running” hace galas de sus dotes en cuanto espacio se le
permite.

Hasta hace apenas cuatro meses, salir juntas y que ella pasara tiempo en su coche hasta llegar a su lugar de diversión y/o comida era algo normal.

Ahora, absolutamente consciente de sus capacidades; y mis incapacidades; con voz clara e irrefutable, pero además, muy tierna pues es una negociadora innata dice apenas el carro se detiene, dice: “Mamá: al piso, coche no!»

No voy a mentir, AMO verla desenvolverse tan maravillosamente, caminar como un
alma libre, conversar con cuanta persona se le cruza, maravillarse con cada nuevo descubrimiento en su recorrido… pero! Necesito ir al baño! Y ahora?

Empieza el proceso de negociación, mis necesidades versus las suyas, normalmente las de ella prevalecen sobre las mías, porque si algo he aprendido en estos casi dos años, es que debo escoger mis batallas.

Después de un rato no es importante, pues después del parto ya mi vejiga no es la misma, así que ya no tiene mucho sentido discutir.

Definitivamente la maternidad, no sólo te permite conocer el amor más grande que puedas imaginar, también te enseña cada día a crecer como persona, a enfrentarte cada día a nuevas situaciones y nuevos retos, pues aquellos seres pequeñitos que alguna vez sólo dormían, ahora no paran de correr, reír, comer, hablar y también llorar.

Ahora son pequeñas personitas que ponen muy en claro sus necesidades, incluso saben negociar! Son capaces de llorar, gemir o reír para ver cuál de sus expresiones tiene más efecto ante nosotros en conformidad con lo que quieren.

De nuestra parte, queda sobrellevar con humor y amor (como bien reza nuestro querido Aquiles Nazoa), todo este arrebate de nuevas experiencias que nuestros pequeñines comenzarán a experimentar.

Créanme, en vano intentarán distraerles de lo que por naturaleza su inteligencia les dicta deben conocer, es parte de su evolución.

Sólo nos queda, como padres amorosos disfrutar a su lado de cada nueva etapa, claro dentro de lo razonable y con los parámetros de seguridad en cada caso.

Lo que si es cierto es que cada etapa trae nuevas experiencias, y el mejor consejo es disfrutarlas al máximo, pues así tengamos diez hijos, cada uno es único y la vivirá a su manera, lo mejor que podemos hacer es disfrutarlo a su lado.

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