Pero no nos engañemos, el auténtico protagonista es Ryan "Deadpool" Reynolds, quien copa el absoluto protagonismo y se autoinmola artísticamente para lograr su objetivo de transgredir a cualquier precio. Eso sí, la trama que sirve de excusa para todo esto, no tiene nada del otro mundo, y hasta le sobra algún momento empalagoso. En definitiva, sin ser objetivamente mejor que la primera, sí que resulta más divertida y perturbadora.
Por cierto, no os quedéis hasta el final de los créditos, ya que las dos divertidas escenas extra que hay las ponen al principio de los mismos. Mi puntuación: 6/10