La noticia del cierre de un medio de comunicación es, siempre, una mala noticia. Y cuando ese medio ha demostrado, en poco tiempo, ser capaz de ocupar un espacio que permanecía vacío, capaz de ser objetivo y equilibrado, capaz de ser tan ágil como lo son las propias redes sociales, capaz de abrir sus puertas al comentario, al halago y a la discrepancia a partes iguales, capaz de dar voz a quienes deseaban decir; el cierre, en estas circunstancias, se hace, aún, más complicado de digerir.
La presencia de DeAlmansa.es en la virtualidad almanseña tuvo, desde su inicio, una gran acogida. La idea llevada a la práctica por Martín y Pascual, Pascual y Martín, conoció el éxito casi de inmediato (probablemente porque las cosas se hacían bien). Existía, y existe, demanda de este tipo de publicación y ellos, con su esfuerzo, respondían a quienes les leíamos a diario. Sin publicidad, sin ingresos que compensaran su trabajo, durante meses han estado ocupando con dignidad el lugar del panorama informativo de nuestra ciudad que rápidamente se habían ganado. Y sé que estaban preparados para dar el salto que podía hacerles crecer. Quizá, ese, haya sido el problema.
Quisiera que éste no fuera un artículo necrológico, pero... Y aunque desconozco cual es la causa final del cierre, la intuición me ofrece algunas respuestas. Desde aquí, muchísimas gracias a los dos. Y, desde aquí, también, mi deseo de que, si el paso del tiempo, la oportunidad y las circunstancias lo permiten, DeAlmansa.es regrese.