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Typewriter Notes ▴ Dear Diary [El cuerpo infinito]¡Buen sábado a todos! En estos días, me inspire un poco para escribir un relato corto para la iniciativa "Dear Diary" ❤ en la cuál voy muy atrasada en publicaciones. Espero los disfruten ;D.
○ Título: El cuerpo infinito○ Reto: Diary Diary #1○ Frase: «Chica de veintiocho años sentada en su habitación frente a un vestido blanco completamente destrozado»○ Autor: Janina Ibeth Flores (Vejibra Momiji)○ Género: Drama, Horror.○ Palabras: 366 Palabras.○ Sinopsis: Se suponía que ese sería el día más feliz de su vida. El día que cumpliría sus sueños. Se suponía... ○ Notas: Muchas gracias por leer el cuento, todo comentario y opinión es gratamente bienvenido (sobre todo si existen errores) ~ Sin betear○ Soundtrack: Towers of the Void - Red Riding Hood (2011)○ Disclaimer: © Janina Ibeth Flores
A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd.Alphonse de Lamartine
El cuerpo infinito
Janina Ibeth Flores
Se suponía que ese sería el día más feliz de su vida. Pensaba que vestiría de blanco y danzaría junto a su padre en medio de un salón pulcramente decorado y por la noche se entregaría en los brazos de su amante y viviría su cuento de hadas, pero el destino tenía planes diferentes.
A lo largo de su existencia, la vida le había dado gratas y a la vez terribles sorpresas, tal vez porque no era la mujer más bonita del pueblo, ni la más agraciada. Era solo una muchacha simple de pueblo; sencilla, pálida, y con el cabello oscuro todo desaliñado. Muchos susurraron que tenía mucha suerte de casarse, las mujeres a su edad no conseguían marido. Las mujeres a su edad se quedaban solteronas para "vestir santos", pero gracias al cielo un hombre se había fijado en ella y no en el dinero que su familia poseía... o al menos eso pensó. No... Eso imaginó.
Ahora, estaba sentada junto a la ventana, sus manos cubiertas de sangre. El vestido blanco sucio de tierra húmeda. No habría boda, porque mientras las patrullas llegaban a la casa -podía escuchar la sirena a lo lejos-, su padre la miraba con ojos tristes sentado junto al jardín.
No habría boda, porque su novio la había engañado con su mejor amiga, dos horas antes de caminar al altar, burlándose de ella junto con la que una vez consideró su confidente. No habría boda, porque ella, alterada por las burlas, y el dolor los había asesinado, manchando su vestido y destrozando la tela blanca en el proceso. La habitación se había teñido de sangre y cuerpos desmembrados. En su delirio intentó enterrarlos en el jardín antes de que su padre la descubriera.
Sonrió, complacida, cuando los policías subieron y entraron a su habitación sujetando su brazo y colocando aquellas esposas frías en sus muñecas. En ese momento, no dejo de mirar la ventana y se fascinó con las gotas de rocío iluminadas por la luz pálida del día. Por primera vez en su vida, ya no importaban las susurros ni las burlas. Estaba en paz consigo misma.
Se había liberado.