Ivie y su prima Rubes han salido a tomar algo después del fracaso de entrevista laboral de la primera. Había optado a un puesto de enfermera privada para un vampiro que morirá pronto pero su ama de llaves la rechazó por ser demasiado joven. Le habría venido bien el sueldo extra pero ambas deberán seguir trabajando en la clínica de Havers. No obstante, mientras Ivie no deja de quejarse, Rubes, se da cuenta que hay un hombre muy atractivo observándola. No, hombre no. Un vampiro, como ellas.
Éste se acaba acercando, se presenta como Silas, obviamente un miembro de la aristocracia, y le acaba pidiendo una cita a Ivie quien está convencida de no encontrarse con él... pero acaba yendo. La chispa ha saltado entre ellos pero no es algo que tenga futuro y no por la diferencia de clases sino porque al parecer él se está preparando para un largo viaje y le queda muy poco tiempo antes de partir.
ReseñaSegundo relato corto que leo de la saga después de Padre mío, incluido en la Guía Secreta. La diferencia es que aquél tenía de protagonistas a una pareja de la saga principal, Zsadist y Bella, mientras que aquí Ivie y Silas son un par de nuevas incorporaciones y sólo hay apariciones puntuales de personajes conocidos. Así que, de primeras y a menos que la autora los quiera introducir a la larga en los libros, éste es un relato del que podéis pasar. Por otro lado, por lo desconectado que aparece del conjunto de los libros, sería una opción muy interesante gracias a su brevedad e intrascendencia para sumergirse y conocer el mundo que ha creado J.R. Ward sin entrar en materia, ver su estilo y más o menos qué tiene para ofrecer.
Al ser un relato corto hay poco que pueda comentar sin entrar en destripes. La relación es, como casi todas las de esta autora, fruto de un flechazo y todo se desarrolla en un lapso muy breve de tiempo, a primeras demasiado corto para la intensidad que acaba cogiendo. Sin entrar en detalles, dadas las circunstancias, tiene sentido que en este caso sea así.
Lo más diferente que tiene este relato respecto al resto de obras de la autora es la limitación a un único punto de vista. Lo vemos todo a través de Ivie, es a ella a la que seguimos todo el tiempo, y se hace extraño a estas alturas no tener varios puntos de vista más que seguir, aunque se agradece y más dada la brevedad de la historia. Siendo así, si la protagonista no te convence, es probable que no puedas disfrutar de lo que se cuenta. En mi caso, Ivie me ha encantado: no se corta en decir lo que piensa, es divertida y mordaz, es una chica fuerte con momentos muy
Por su parte, como no tenemos la voz narradora de Silas, no le conocemos más que a través de los ojos de ella. Es encantador y la parte en que interactúa con la familia de Ivie le hace ganar muchos puntos, pero eso es todo, no podemos profundizar más y es una pena aunque más pronto (si leemos entre líneas) que tarde (si descubrimos el pastel con la protagonista) entendemos por qué la autora lo planteó así.
Sólo me queda por decir que es un relato muy emotivo (tanto que me ha hecho soltar varios lagrimones) y bien desarrollado en su limitada extensión. Precisamente su brevedad es su mayor problema, se hace demasiado corto, no le habrían venido mal unas cuantas páginas más para no tener un ritmo tan acelerado. No deja de ser simple, totalmente intrascendente y previsible, pero el buen rato de lectura no te lo quita nadie. Me deja con ganas de que la autora vuelva a hacer aparecer a sus protagonistas en algún libro posterior aunque sea de manera puntual y, vistos los últimos precedentes, eso es mucho decir.