Revista Opinión

Debate: Análisis post-electoral de las elecciones catalanas

Publicado el 30 septiembre 2015 por Polikracia @polikracia

Victor R. Küppers

Una victoria amarga, un proceso estancado

Como ya se auguraba, los resultados electorales han producido una compleja situación de legitimación política, que va más allá de los términos legales de unas elecciones corrientes: la derrota de los independentistas en el plebiscito que quisieron hacer de estas elecciones es una realidad teórica (que no en la práctica, pues sigue sin ser un verdadero referéndum), pero la aritmética electoral ha permitido que aun así cuenten con una mayoría absoluta de escaños en el Parlament. De no ser porque el voto en la provincia de Barcelona vale mucho menos que el de cualquier otra provincia, esa mayoría absoluta sería inexistente. Por tanto, la primera conclusión es ésta: que la diferencia entre aceptar una derrota y declararse plenamente legitimados para seguir adelante con una «hoja de ruta» políticamente traumática sea solamente una ley electoral ventajosa es, cuando menos, insólito;lo que demuestra que la victoria electoral de Junts pel Sí y la CUP es democráticamente muy frágil, y carece del respaldo popular para conseguir todos los objetivos que se propuso. Sin embargo, la falta de autocrítica hace temer que aquellos que decían servir a la sacra democracia puedan acabar tergiversándola interesadamente, pues alcanzar el poder puede crear en ellos la ilusión de ostentarlo verdaderamente.

El segundo factor importante es el éxito de Ciudadanos, que ha sobrepasado expectativas con sus 25 diputados, y que pretende ser la punta de lanza de la oposición constitucionalista. Dato interesante: ni veinticuatro horas tras confirmarse los resultados, la candidata Inés Arrimadas ha comparecido con el pelo recogido y un atuendo extrañamente sobrio, alejándose de la imagen de Barbie que la ha estigmatizado toda la campaña. Nada es casual en el partido de Rivera, y todo apunta a que se está forjando la seriedad institucional de una líder en ciernes, que aspiraa tener esta legislatura un papel determinante.

Por otro lado, el tercer factor a tener en cuenta es cómo se ha decantado la balanza en el duelo por el tercer puesto. A principios de mes, Catalunya Sí que es Pot (la franquicia podemita) aspiraba a disputarle a Ciudadanos el segundo puesto, con el PP y el PSC apenas rozando los 14 escaños. Sea o no porque el bailoteo ochenterode Miquel Iceta caló, lo cierto es que al final se impusieron los socialistas, dejando atrás a unos menguados contrincantes, ambos estancados en los 11 diputados, mientras que ellos se repartían 16. Por tanto, la estrategia ambigua de Podemos, vertebrada sobre el eje social y al margen del plebiscito, ha sido una de las grandes derrotadas; y por otro lado, los federalistas consiguen mantener el pulso en una cámara radicalizada.

Aun cuando sus socios de la extrema izquierda han reconocido la derrota, la candidatura de Junts pel Sí se resiste a negar tener de su parte el mandato democrático. Su gran baza es argüir que entre los votantes de Catalunya Sí que es Pot (favorable al derecho a decidir) hay partidarios de la independencia que no se pueden contabilizar. Y puede que estén en lo cierto, pero de igual forma se les podría replicar que entre sus propios votantes también hay quienes no quieren la independencia, sino solamente conseguir una mayoría con fuerza para presionar al gobierno español para conseguir un pacto(una tesis muy escuchada estos días en Barcelona, aunque a priori no parezcatener mucho sentido). Entonces, ¿acaso pueden ellos demostrar que el 47,8% del electorado que ha optado por candidaturas soberanistas es íntegramente independentista?Ergo, la cuarta conclusión es que el plebiscito ha fallado, porque se hace imposible garantizar la veracidad de los resultados.

La CUP ya ha anunciado que no piensa hacer presidente a Artur Mas, al que no le vale con una abstención de éstos para ganar en la segunda votación. Parece que lo más probable es que Junqueras (¿o Romeva?) lo sustituya, pues su perfil de izquierdas agrada más. Sea como fuere, parece que el pobre Duran i Lleida tenía razón cuando pronosticaba el hundimiento de Mas a manos de sus socios de lista, tan acomplejados por tener que coexistir a su sombra.Hará falta ver, sin embargo, si quien sube será capaz de seguir encabezando como lo había hecho él este proceso que se ha quedado cojo, pero no estancado.

Finalmente he de decir que, en mi opinión, lo más grave es leer las cabeceras de los diarios españoles: que unas matemáticas inexactas hayan dado la victoria al unionismo no significa ni que se pueda considerar un referéndum válido (dado el formato electoral), ni mucho menos que la cuestión catalana esté zanjada y pueda declararse un bando vencedor. Que un porcentaje tan abrumador de catalanes haya optado por la separación debería preocupar y activar a aquellos que aún buscan una forma de evitar la fractura definitiva, y no alentar el ninguneo ni el triunfalismo que tanto se hace notar estos días por la meseta, ni tampoco la soberbia intransigente de que hacen gala los que creen que el independentismo ha cosechado una victoria indiscutible. La quinta conclusión es que, en realidad,sólo un dato es indiscutible: que la sociedad catalana está quebrada, y que ni unos ni otros tienen derecho a avanzar sin diálogo hacia objetivos que no les son legítimos.

 Tirso Virgós Varela

Un dato clave: 77% de participación. Una movilización sin parangón en las elecciones autonómicas para decidir unos comicios que se presuponían igualados. En los resultados globales ninguna sorpresa, atendiendo a las encuestas, con dos bloques diferenciados en torno a la cuestión nacional que ha polarizado la opinión catalana desde hace cuatro años y un porcentaje de votos muy similar tanto para los favorables a romper con España como los que prefieren permanecer en ella, más allá de declaraciones sesgadas por parte de unos y otros en torno a quién configura cada uno de los dos bloques.

Unos perdedores: Catalunya Sí que Es Pot (CSQEP), que con la confluencia entre Podemos e ICV ha sacado dos escaños menos que los últimos en las elecciones de 2012 y ha probado que su estrategia de indefinición (que ahora quiere aprovechar el bloque independentista para alegar una supuesta victoria en votos) no sirve en un contexto de polarización de opiniones en torno al eje nacional, que se ha superpuesto al social y a cualquier otro desde la activación del cleavage a finales de 2011. El hipotético voto pro-separación pero más preocupado por los recortes, la corrupción o la forma de organización estatal que esperaba captar CSQEP parece haberse marchado a las CUP, y con 11 escaños el fracaso, aun habiendo enviado a Pablo Iglesias o Alberto Garzón al campo de batalla, no tiene paliativos.

Junto con la formación morada el PPC ha sido otro de los que han perdido buena parte de su peso en el Parlament. Es cierto que no han caído en la marginalidad parlamentaria absoluta con la que amenazaban los primeros sondeos (¿Habrá contribuido Albiol a recuperar terreno?) pero con la designación de su líder, las fugas a Ciudadanos y el daño causado por la marca nacional amenaza con convertirse en un partido minoritario durante próximas legislaturas nutrido de un voto étnico (“Solo españoles” en cuanto a autoidentificación). Añadamos por último a Junts, que pese a su victoria ha sumado 9 escaños menos que CIU y ERC en las pasadas elecciones, y ahora depende de partidos muy lejanos a la ideología del principal candidato a President para verlo investido. El Procès sufre, paradojas de las elecciones, un revés a manos de previsibles aliados.

Unos ganadores: las CUP triplican sus escaños, parecen haber logrado captar el voto independentista que podía haber nutrido a CSQEP y ahora tiene la llave de la investidura del siguiente President de la Generalitat. Desde un discurso mucho más apegado a la izquierda que Junts han conseguido situar sobre el tablero tanto la independencia como la problemática social y asegurarse un papel clave ante las negociaciones que están por venir.

Pero sin lugar a dudas el gran vencedor ha sido Ciudadanos. 25 escaños, el cinturón rojo de Barcelona teñido de naranja, 2ª fuerza en todas las provincias y grandes resultados en las diez ciudades más pobladas, incluyendo la conquista de NouBarris en Barcelona. Con una candidata bastante desconocida (29% de los votantes la conocían, según la pre-electoral del CIS) que se ha reafirmado como un valor al alza y las generales en el horizonte, y Rivera apuntando al Congreso en lugar de a reeditar su posición en la bancada naranja catalana, la polarización ha servido para que Ciudadanos haya captado no solo voto procedente del PPC, sino de fuentes como la abstención o el PSC, ayudándole a configurarse como el voto útil unionista. Triunfo sin paliativos y la primera mujer como líder de la oposición en Cataluña.

Un futuro: negociaciones arduas para formar un nuevo gobierno. La posible caída de Mas y el papel determinante de las CUP. El papel de Ciudadanos como nueva referencia en la oposición y, sobre todo, la necesidad de desbloquear el impass en el que se halla el procès. Con los votos partidos al 48-52, una tensión palpable tanto a nivel social como político y muchos puentes quemándose es necesario que tras las generales haya un acercamiento entre las dos posturas. El 27-S ha sido una nueva etapa en el proceso de tensiones vividas en España desde la llegada de la crisis y puede marcar el principio de significativos cambios en nuestro mapa político. ¿Reforma o barbarie?

Alex Saínz de Vicuña

27-S: Mayoría en el Parlamento, minoría en la calle.

Junts pel Sí ha ganado las elecciones, ha obtenido 62 diputados de los 135 que conforman la cámara y ha sido la fuerza más votada. Ha ganado las elecciones autonómicas al Parlamento de Cataluña, de eso no hay duda y nadie lo discute.

Pero el domingo por la noche, cuando en Barcelona salieron los lideres de la lista unitaria y proclamaron a los cuatro vientos que habían ganado el plebiscito, repitiendo una y otra vez las palabras plebiscito y victoria me extrañó tanta euforia y tanta rotundidad.

No es cierto que hayan ganado el “plebiscito”, por mucho que hagan ingeniería electoral para intentar esconder la realidad. Los adalides de la voluntad del pueblo, ahora se escudan en ese 47,7% para abanderar a Cataluña en un proceso sin fin.

El pueblo, los electores, han hablado y han “juzgado” la hoja de ruta que planteaba Junts pel Sí y el resultado ha sido tajante: un 52,3% de los votantes les ha dado la espalda y tan sólo un 39% ha dado apoyo explicito a la lista secesionista. Mención a parte merece la CUP (8,20%), que en ningún caso parecen dispuestos a apoyar el “Plan Mas” letra por letra y todo parece indicar que el President tendrá problemas para volver al que fue su despacho en la Generalitat. En todo caso se augura una radicalización del bloque independentista para intentar cumplir con las exigencias de la formación de extrema izquierda (que ha descartado ya la DUI porque ellos sí afirman que han perdido el plebiscito).

En cambio, miembros de la lista secesionista, viendo que los datos les eran contrarios, se apresuraron a decir que los votos de Cataluña Sí que es Pot (ICV-Podemos) no se podían otorgar al denominado “Bloque del No” (a diferencia de lo que habían defendido a lo largo de la campaña) por lo tanto, según su imaginario, ese 52,3% en contra era falso porque el 8,1% de CSQP no debía computar ahí. Se equivocaban, claro que debía estar ahí, los votantes de la coalición liderada por Lluís Rabell en ningún caso dieron su aprobación a la vía unilateral que promulgaba Junts pel Sí y a la hoja de ruta que se ponía en juego en estos comicios. Intentan hacer trampas al solitario para asegurase una victoria ficticia, tienen la mayoría en el parlamento no en la calle.

Estas elecciones han sido muy reveladoras, el independentismo jugaba con todo a su favor, inicio de campaña el 11-S con la manifestación en la Meridiana congregando a cientos de miles de partidarios, una nefasta campaña del PP (parecía más un apoyo al secesionismo que otra cosa), concurrían en una lista unitaria con destacadas personalidades de Cataluña (Pep Guardiola, Lluís Llach etc.), su candidato iba en el número 4 de la lista para evitar dar la cara por su gestión, el apoyo incesante de toda la plataforma mediática catalana y un fin de fiesta en la avenida María Cristina dos días antes de las elecciones que supuso otra demostración de fuerza envidiable para cualquier otro contendiente a los comicios.

Es por eso que los resultados del día 27, donde la lista “All-Star” sacó 62 diputados y un 39% de los votos, muy lejos del 71- 44% del 2012 (CiU + ERC) y sumando la CUP, el frente soberanista, después de la campaña de nuestra vida y el voto de nuestra vida (lema de JxSí), sumó 72 (74 en 2012, 76 en 2010). Sabe a poco.

Y que no intenten esconder este hecho con los 62 diputados, cabe recordar que la suma de C’S, PSC y PP (“Juntos por el No”) también obtuvo 1,6 millones de papeletas y el 39% de los votos, pero debido al modelo de adjudicación de escaños (ley d’Hondt) esta pequeña diferencia de votos se traduce en 10 diputados.

 Los resultados nos constatan que existe una fractura social en un Cataluña cada vez más polarizada. Sería interesante que más allá de alentar a las masas con mensajes rupturistas, los líderes de CDC y ERC se pararan a pensar (al igual que debe hacer el presidente del Gobierno y otros lideres estatales) en que por esta vía sólo conseguirán fracturar más la sociedad, no pueden perseguir sombras eternamente y repetir elecciones una y otra vez en busca de una mayoría que no llega. El señor Mas (o quien le suceda) debe de una vez por todas gobernar para todos los catalanes y buscar la cohesión en aras de un futuro mejor, en vez de dedicarse a separarnos y hacer de Cataluña una región provinciana con sus complejos como bandera.

Hay un problema en Cataluña y se tiene que empezar a dialogar, ya no vale mirar hacia otro lado y cerrase en el inmovilismo más rácano del PP, la sociedad catalana demanda soluciones y el Gobierno central debe estar a la altura de la situación y aportar respuestas para tratar de atraer a ese 47% de los catalanes y convencerlos que hay, y son posibles, alternativas a la secesión. Los catalanes estamos hartos y debemos apelar a la responsabilidad política para que todos dejen de gobernar para unos cuantos y gobiernen para todos.

Isidoro Sevilla Sanz

Suena el despertador, enchufo la televisión y contemplo con alegría una grata noticia que nos dará mucho que analizar a los científicos sociales: el presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha sido imputado. La imputación, relacionada con la convocatoria del plebiscito es una de las consecuencias inmediatas del escenario que reflejan las urnas. Pero vayamos por partes y analicemos , en primer lugar , los resultados, basándonos en la información empírica para más adelante analizar las potenciales consecuencias dentro de un amplio abanico de posibilidades que abarcan la totalidad del escenario político nacional.

Resultados obtenidos.

Ante todo hay que tener en cuenta el enfoque de estas elecciones, que las convierten en un caso aparte dentro de los comicios catalanes: ERC y Convergencia olvidaban sus diferencias programáticas en asuntos tan importantes para la ciudadanía como son los problemas sociales y económicos de la región ( el desempleo, los recortes sociales , el déficit autonómico y un largo etcétera.) para encabezar una lista conjunta cuya principal reivindicación era la ruptura con el resto del Estado-Nación. Dicho de otra manera, el clivage identitario se convirtió en el eje del discurso principal, ocupando a su vez ,el lugar central de la campaña. De esta manera, trataron de presentar las elecciones como si se tratase de un plebiscito.

Al generalizar en la agenda setting la necesidad de posicionarse sobre este tema, surgieron dos claras posturas, bien explicadas y comunicadas. Cada una encabezada por una fuerza política.

  1. La postura favorable a la independencia unilateral de Cataluña: estaba representada por JPS y también por el partido neo marxista y euroescéptico CUP.
  2. La postura partidaria de continuar siendo parte de España: Liderada por el gran vencedor de la noche electoral, el partido de Albert Rivera y representada por el resto de constitucionalistas en menor medida.

Al margen del batiburrillo económico que siempre acontece a estos debates , cabría destacar que Cs tuvo dos aciertos. El primero fue polarizarse a favor de la Unidad nacional y del cumplimiento de las leyes de todos. La segunda fue querer hablar acerca de otras demandas de los ciudadanos catalanes como son sus problemas más tangibles. Así, aunque JPS ganó en cuanto a número de escaños se refiere (algo lógico hasta cierto punto teniendo en cuenta que CiU y ERC eran los principales partidos en Cataluña ), el hecho de que el intento de ruptura fracasase en cuanto al número de votos obtenidos, el hecho de que tras 40 años de controlar la educación el separatismo no sea la postura mayoritaria, pone de manifiesto el fracaso de su principal eje de discurso. En cambio, el representado por Cs y otros partidos como el PSC ,fuerzas claves en la ciudad de Barcelona, hacen ver que la mayoría prefieren estar unidos y seguir formando parte de un todo, justo como decían estos partidos constitucionalistas.

Sin embargo, no sería correcto decir que Artur Mas fue el gran perdedor de la noche. Este rol lo ocupa la agrupación apoyada por Podemos quien trató de representar una postura intermedia entre separarse de España y no separarse. Aunque trataron de articular su discurso en torno a la realización de un referéndum, el electorado consideró su postura como ambigua y alejada del debate creado en la agenda setting.

¿ Qué lecciones se pueden extraer de las elecciones catalanas en base a lo expuesto?

  1. No hay una mayoría de votantes que opten por separarse, pero sí podrían serlo en un futuro.
  2. Al contrario de lo que suelen decir muchos analistas , los discursos basados en los sentimientos de pertenencia no sólo pueden recavar votos, sino convertirse en verdaderos ejes centrales en las elecciones. Así, la polarización al respecto de la confrontación identitaria favoreció a ambas partes. Esto tambien nos permite ver que en escenarios políticos tan polarizados, los partidos que presentan posturas indefinidas quedan relegados. En palabras coloquiales, los debates de sentimientos implican tomar partido.

Como inciso cabe añadir que los debates encorsetados en los sentimientos difícilmente pueden hacerse frente con argumentos económicos , mucho más racionales y fríos.

Además de esto, la polarización implica el enfrentamiento entre dos diagnósticos (con sus consecuentes soluciones potencialmente opuestas). Así, mientras unos echaban la culpa al “enemigo exterior” (el Estado Central, el Gobierno de la Nación) otros enfatizaban que el problema venía del “amigo interior” (La gestión del partido que gobernaba en la Generalitat) negando por tanto, que la separación fuese una solución.

Consecuencias

Si hay algo que se visibiliza a la luz de los resultados catalanes es que no habrá un Estado propio catalán ni una independencia unilateral, al menos por el momento. Ciñéndonos a la información empírica , las fuerzas constitucionalistas serían mayoría (sumadas) en la ciudad de Barcelona, mientras que en el interior, en especial en el ámbito rural y en la provincia de Lérida, gana el separatismo. ¿Se independizaría Cataluña y se quedaría Barcelona? Evidentemente,no.

En Cataluña se abren dos escenarios posibles:

– Ingobernabilidad que lleve a otras elecciones: El conjunto de fuerzas políticas en el poder tenían como único punto de unión transitar a ser un Estado propio. En todo lo demás, no tienen disciplina de voto. Con fuerzas ideológicamente opuestas , es probable que el Gobierno resultante fuese caótico. Al margen de esto, lo más importante es que no tienen mayoría absoluta , con lo que sólo podrán gobernar con el apoyo de las CUP que ya ha anunciado que se abstendrá. Si no hay acuerdo posible, la ingobernabilidad se prolongará, siendo la celebración de otros comicios una posibilidad , especialmente tras las generales de diciembre.

– Pacto de izquierdas: La marca apoyada por Podemos en Cataluña busca establecer un gobierno con los partidarios de la secesión que pertenecen al espectro político de la izquierda. Si Mas es procesado y el JPS se resquebraja, este es un escenario plausible, pero lleno de complejidades derivadas de no ser mayoría tampoco.

¿Por qué Mas es procesado?

Artur Mas actuó al margen de la ley al convocar un plebiscito ilegal sobre la presunta separación de Cataluña. Por tanto, procesarle es cumplir con la ley y lo que se hacía hasta ahora era haber permitido que se saltase. El cambio se debe claramente al escenario de oportunidad derivado de que los resultados del separatismo no alcanzasen la mayoría esperada. De este modo, Rajoy pretende contentar a un porcentaje de su electorado que veía preocupante su pasividad. Si Mas hubiese sido procesado en la realización de la consulta,el Gobierno habría actuado en pos del cumplimiento de la Constitución, que impide de facto que un territorio mire por su destino al margen del resto. En cambio, hacerlo ahora sólo es comprensible por el ŕedito electoral a obtener. No obstante, las fuerzas separatistas podrían entonces elevar a Mas a la condición de un combatiente por la independencia.

– Reivindicaciones del catalanismo: he aquí la gran pregunta. ¿Habrá concesiones por parte del próximo Gobierno nacional a Cataluña? ¿ Que demandará el próximo presidente de la Generalitat?

Como ya he dicho, la independencia no se contempla como una opción. Lo que persigue el nacionalismo catalán desde hace bastante tiempo es obtener el régimen fiscal privilegiado que tienen los vascos y los navarros. Aunque no estén en las mejores consideraciones para negociar, ya hemos escuchado a Pedro Sánchez, candidato del PSOE hablar de reconocer una supuesta “singularidad” en Cataluña que la diferencia del resto del país (y que , por tanto, se niega a otras regiones) por medio del establecimiento de un Estado Federal y el traslado del Senado a Barcelona.

Sin embargo, al hablar de federalismo no se menciona nada explícitamente, sino que se emplea como término para defender un cambio laxo y flexible respecto al modelo político presente y para presentar un escenario favorable a los que dicen que quieren irse. No creo que otorgar a Cataluña los derechos forales de País Vasco y Navarra en el contexto federal sea una solución considerada, debido a las pérdidas económicas en que podría traducirse. No obstante, si puede ser que , tras ver cómo no hay una mayoria partidaria de la independencia , los partidos nacionalistas giren hacia posicionamientos similares al que expongo.

Respecto al conjunto de España, el resultado de las catalanas puede dar un impulso a Cs a nivel nacional aunque se encontrará con un entorno donde no puede polarizar en base al clivage de identidad , teniendo que exponer propuestas muy concretas. No obstante, los resultados obtenidos en Cataluña no resultan claves a la hora de propugnar cambios institucionales en el conjunto de España. No ha sido Artur Mas , sino la poca claridad de la Carta Magna y el funcionamiento del Estado Autonómico los que ponen de relieve una tendencia de la sociedad al cambio.


Volver a la Portada de Logo Paperblog