Susana Díaz (PSOE) flaqueaba en el cara a cara y se le notaba que mentía; Juanma Moreno Bonilla (PP) exhibía en el debate la rancia y triste imagen de un derechista pijo, artificial y algo arrogante, mientras que el ninguneado Antonio Maillo, representante de IU fue el que ofreció mas verdad y mejor imagen, pero, flanqueado por los dos grandes, su aspecto fue, inevitablemente, el de un seguro perdedor.
El primer debate a tres de las elecciones andaluzas 2015 fue, como se esperaba, decepcionante y pobre, tan mediocre, falso y triste que solo ha servido para beneficiar con muchos votos a los partidos ausentes, sobre todo a Podemos y a Ciudadanos, a los que la pobreza intelectual y política de los candidatos del PSOE y el PP debió llenar de satisfacción porque ganaron el debate sin estar presentes.
Cualquier demócrata que hubiera asistido a ese debate habría sentido ganas de vomitar. Acusaciones de corrupción y de ineficacia lanzadas desde el PSOE al PP y viceversa, todas adobadas con el "tu mas" y sin atractivo ni credibilidad para los electores. Entre los dos, el candidato gay de IU, ninguneado, que seguramente fue el vencedor porque él generaba protección en el electorado, mientras que los otros dos provocaban rechazo y vergüenza por la arrogancia exhibida y el lamentable cruce de mentiras, acusaciones y falta de ideas y recursos intelectuales.
Moreno Bonilla acusaba a Susana, con razón, de no hacer nada contra la corrupción, a pesar de haber prometido luchar contra esa lacra, y de haber protegido a implicados como los ex presidentes Griñán y Chaves y a varios ex consejeros, también implicados en delitos de corrupción, a los que han refugiados como aforados en el Parlamento, mientras Susana echaba las culpas de todo al gobierno de Rajoy. Ni una idea ilusionante, ni nada que sonara a verdad. Sólo el PP que quiere mandar en lugar del PSOE y un PSOE que quiere seguir aferrado al privilegio y a la ya escuálida y exprimida teta pública andaluza.
Que si el gobierno andaluz devuelve dinero porque es incapaz de gastarlo, que si las empresas no invierten en Andalucía porque el gobierno no es fiable y porque los impuestos son injustos, que si la culpa la tiene Rajoy, que si tu eres mas corrupto que yo, que si yo publico mis declaraciones de la renta y tu no, que si tu llevas implicados en tus listas... etc. etc.
Los que tuvimos que soportar y tragar todo el debate, porque así lo requiere nuestro interés por el análisis político y la obligación de informar, terminamos con dolor de cabeza y nauseas, lamentando que Andalucía, gane quien gane el 22 de marzo, será siempre la victima de semejantes mequetrefes.
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