Moderador: El Periódico El Nacional les da una cordial bienvenida. Mi nombre es Mariano Garcés. Hoy, 23 de mayo de 1935, es un día que quedará marcado en la historia de nuestra nación. Los representantes de los dos principales frentes políticos de México nos ofrecerán hoy un interesante y enriquecedor debate. Agradecemos a la Universidad Nacional las facilidades que nos han otorgado para la realización de este encuentro al permitirnos la acogida en este recinto universitario.
El Nacional agradece la presencia del político e historiador José María Luis Mora, doctor en teología y autodescrito como “político irreductible”. De igual manera, nos complace la presencia del ministro de Relaciones Exteriores, don Lucas Alamán.
Para la moderación de este debate, el eje principal será “Instrucción Pública”. El tema principal se dividirá en dos bloques:
1.- Sociedad y educación.
2.- Políticas y calidad educativas.
Para cada uno de los bloques se plantearán dos preguntas, las cuales serán las mismas para ambos participantes. Cada uno tendrá su propio derecho de réplica. Esperemos la grata consumación de este debate y que cumpla con su objetivo principal: informar a la ciudadanía y ayudarla a conocer mejor los postulados sobre educación pregonados por nuestros invitados.
Sin mas preámbulos, iniciamos con el primer bloque de este debate.
La educación es y ha sido un interés en común por parte de los gobiernos.
¿Cuál es la importancia que tiene la educación en la vida social? Señor Alamán, lo escuchamos primero.
Alamán: Debo comenzar mi cabalgante intervención dirigiéndome al doctor Mora aquí presente, quien representa a nuestra oposición y decirle que espero, porque la situación crítica del país así lo amerita, encontrar terrenos en común en este intercambio de posturas, más allá de una simple y vergonzosa discusión que para nada contribuiría a la mejora de la educación pública.
Mora: Mi estimado, espero que así sea.
Alamán y Mora estrechan las manos.
Alamán: Entre los muchos resortes que deben ponerse en movimiento y fomentarse para el logro de nuestra perfecta regeneración política es el de la educación de la juventud e ilustración pública. Este debe ser el fundamento de nuestra política: impulsar la enseñanza pública hasta el último rincón del país. Solo así se consiguen los progresos pacíficos, sin revoluciones, sin masacres, sin despilfarros. La población entera debe ser instruida. Las escuelas deben ocupar cada espacio de las comunidades. En definitiva, debemos abastecer de educación a cada mexicano y mexicana.
Moderador: Doctor Mora, para usted la misma pregunta: ¿Cuál es la importancia que tiene la educación en la vida social del país?
Mora: Mi lema es: “progreso y educación para la vida”. En temas de visión de la educación pública, encontramos un terreno en común, mi estimado doctor Alamán. Sin embargo, hay que decirlo: nuestra concepción y diagnóstico no es el mismo. Y eso es algo que abordaré más tarde. Por ahora, quiero decir que siempre he luchado por el mejoramiento de la educación de México, siendo mi mayor interés, que el país avance hacia nuevos horizontes de progreso y calidad humana. Reafirmo que la vida pública de México sólo encontrará el progreso a través de la perfección de nuestra educación.
Moderador: Señor Alamán, le escuchamos.
Alamán: Gracias, señorito Garcés. Podemos hablar de progreso, Dr. Mora. Sin embargo, éste debe perseguirse por el camino de la paz. Nuestra nación no puede experimentar otra de tantas revoluciones sangrientas que han sido impulsadas por una ideología, una desdeñosa y macabra ideología, que se ha encargado de hundir a nuestra honrosa patria en un fango de conflictos e incertidumbre del tipo económicos, políticos, sociales y educativos. Ese no ha sido el mejor camino para conseguir el progreso, y a las pruebas me remito. Necesitamos, sí, perfeccionar la enseñanza, pero sin violentar la cultura ni las tradiciones del pueblo. La educación debe fijar miras hacia un país más unido, más soberano, más patriota.
Mora: Entiendo, señor Lucas Alamán, que usted defiende con mano de hierro el movimiento pacífico del país. Sin embargo, me parece paradójico y hasta hipócrita, que sus ideales de paz puedan coexistir con sus decretos de reforzar en número y potencia al ejército.
Alamán: Permítame recordarle, señor Mora, que nos encontramos aquí para hablar sobre educación, y estas cuestiones no son de vital importancia por lo menos en estos momentos.
Mora: Correcto, pero debiera señalar aquí ante todos, que ustedes tienden a mostrar una doble moral en asuntos políticos, y con ello no hacen mas que dañar a la nación. Podemos continuar, señor.
Moderador: Señor, Mora. Usted defiende que la educación sea para todos.
¿Qué necesidades sociales debe atender la educación?
Mora: El país ha experimentado muchas necesidades en materia de educación. La primera misión fue alfabetizar a la mayor parte de la población, y hay que aceptar que aún tenemos terreno por avanzar. Pero los tiempos son siempre cambiantes. El mundo ahora exige cambiar nuestro proyecto educativo. Tenemos que actualizar a la población en las ciencias, la cultura y la literatura. Debemos extender nuestro horizonte. El país necesita personas capaces de resolver las nuevas problemáticas que día a día están emergiendo, pero lamentablemente, mi opositor defiende un proyecto que no hace mas que encasillar el conocimiento.
Moderador: Por alusiones, señor Alamán. ¿desea utilizar su réplica?
Alamán: Permítame recordarle, Dr. Mora, que está explícitamente estipulado en nuestro Plan General de Educación, que el objetivo siempre fue el mejoramiento de la enseñanza, esa siempre fue nuestra visión y…
Mora: Sí, señor. Pero de idealidades no puede subsistir un país. Buenas intenciones y malas acciones son mediante lo que ustedes se conducen. Si realmente se desea alcanzar el perfeccionamiento de la educación se debe terminar con el poder del clero, como primera acción.
Alamán: ¡Eso es inadmisible!
Mora: Inadmisible es asesinar la razón y la curiosidad de los jóvenes e imponer un dogmatismo.
Moderador: Perfecto. Si me permiten, señores, me gustaría que pasemos al siguiente bloque que tiene que ver con políticas educativas. Comenzamos con usted, Don Alamán.
Alamán: En nuestro plan general de estudios, se explica perfectamente la implantación de una Junta Directiva la cual administrará los fondos destinados a la labor educativa. Además, se plantea la creación de una Dirección Nacional que estaba dedicada a establecer, conservar y mejorar la instrucción pública.
Moderador: ¿Qué nos puede decir sobre el término enseñanza libre? ¿Qué significa y que implicaciones tiene en el desarrollo de la educación?
Alamán: El estado es el principal responsable de impartir instrucción, es decir, sobre él recae toda la responsabilidad educativa del país. Sin embargo, no se le puede negar a los particulares la libertad de impartir instrucción. Las escuelas privadas tienen todo el derecho de existir y atender la demanda que exige el país. Pero eso no significa que el Estado permanezca al margen de lo que suceda en esas instituciones educativas, pues tiene la facultad y la necesidad de intervenir en calidad de vigilante para cerciorarse de que éstas cumplan con las reglas y que sus enseñanzas vayan conforme a nuestra constitución política y no violenten la grandeza de nuestra divina doctrina.
Mora: La enseñanza libre de la que usted habla, es completamente engañosa. A nadie nos consta que la llamada libertad de instrucción sea compatible con una constante vigilancia y hostigamiento si estas escuelas llegan a enseñar algo que no le guste al pensamiento conservador. Perdóneme, señor Alamán, pero no sé de qué libertad habla usted. La verdadera libertad se obtiene del conocimiento, de la adquisición de una moral aceptable y de una vida que acompañe al contexto social en el que nos movemos. No podemos hablar de libertad cuando el clero domina la educación pública y privada. Nosotros pregonamos la mejora del estado moral de las clases populares por la difusión de los medios de aprendizaje y la inculcación de los deberes sociales a través de museos, conservatorios de arte, bibliotecas públicas y la creación del establecimiento de enseñanza de la literatura clásica, de las ciencias y la moral.
Alamán: Con la disposición de la enseñanza libre se pretende abarcar a la mayor población posible. No podemos encasillarnos en pensar que sólo el Estado debe impartir instrucción.
Moderador: Gracias, don Lucas Alamán. Y usted Dr. Mora, ¿Qué nos puede decir acerca de las políticas educativas que usted defiende?
Mora: Debe impulsarse la mejora del estado moral de las clases populares por la erradicación del clérigo en el ámbito educativo, la inclusión de la ciencia en la educación y proporcionar una educación gratuita para todos.
Alamán: Totalmente en desacuerdo con usted. La paz y la armonía son vitales para tener un Estado progresista, pasivo y aferrado a sus tradiciones.
Moderador: Ya que tocaron ese tema, ¿qué les parece si entramos de frente?
Alamán: Cuando gusten.
Mora: Pues de una vez, señor Alamán.
Moderador: ¿Cuáles son sus posturas? Comencemos con usted, Don Alamán.
Alamán: Lo que nos mantiene unidos como mexicanos es nuestra divina religión. Es de vital importancia la participación del clero en las diversas cuestiones como son la educación, la política y economía.
Mora: Don Alamán, con todo respeto, su argumento lo puedo diluir en una taza de café. En cosas tan importantes como lo es la educación del país, debemos buscar siempre la excelencia y conducirnos en hechos concretos y racionales para obtener resultados favorables.
Alamán: Durante todo este tiempo, nuestra religión católica…
Mora: No es “nuestra religión”, señor Alamán, no generalice.
Alamán: …nos ha unido como mexicanos y ha procurado manejar, entre otros aspectos sociales, los que atañen a la educación. Señor Mora, le invito a leer mi proyecto de educación, en donde podrá notar nuestro empeño en fortalecer la enseñanza en las ciencias y la cultura. Sin embargo, si echamos por la coladera nuestro legado, nuestro pasado, nuestras costumbres y tradiciones, estamos condenados al fracaso, así como fracasó, doctor Mora, su proyecto de la escuela Lancasteriana, si mal no recuerdo.
Mora: Señor Alamán, usted goza y se vanagloria de su influencia en la cúspide del poder, pero todos aquí sabemos que usted no es más que un simple títere del clero movido con los hilos de la avaricia. Quiero terminar diciendo lo siguiente: la oligarquía es el régimen inevitable de un pueblo ignorante.
Moderador: Muy bien, les agradecemos, señores, su participación en este enriquecedor debate. Les pido por favor, que como caballeros civilizados que son, estrechen sus manos para dar por terminado este espacio reflexivo.
Estrechan las manos. Aplausos.
Agradecemos a la Universidad Nacional y a los presentes por la asistencia y atención prestada.