Anoche TV3, la televisión autonómica catalana, ofreció un debate con los candidatos a alcalde de Barcelona. No tengo los datos de audiencia, pero considerando que le tocó competir con “Sálvame de luxe”…me temo que no fue precisamente lo más visto.
En cualquier caso, el evento provocó unos cuantos comentarios en Twitter que quiero repasar. El personal se quejó de que se estuviera produciendo el milagro de la ubicuidad que, ya se sabe, es privilegio divino. Es decir, que mientras los alcaldables se lanzaban puyas en directo y ante las cámaras, sus respectivos twitters (que aparecen siempre escritos en primera persona) echaran humo sin descanso. Luego se aclaró que se trata de cuentas “de los equipos de campaña” pero eso no ha apaciguado a demasiada gente. Conclusión: demasiado morro. Nos quieren vender proximidad del candidato y al final es chopped lleno de fécula.
La red del pajarito (y su prima Facebook) también registraron amargas quejas procedentes de Lleida y de Girona porque el debate de los barceloneses se emitía para todo el territorio catalán. Un periodista de la ciudad del Ter escribía “me interesa tanto como un debate sobre Vilnius” (capital de Lituania, por cierto).
En este país, que es pequeño, tenemos una cierta tendencia a la indignación a veces justificada, a veces no y a veces mediopensionista. Hombre, yo creo que el problema no es que endiñen el debate barcelonés para toda Cataluña; el problema es que no nos endiñen también el debate de Lleida, el de Girona y el de Tarragona (por lo menos) porque, si me apetece, yo tengo derecho a saber por dónde van a ir los tiros en esas ciudades que no son moco de pavo. Ya puestos, Madrid es otro lugar que me interesa (ya ve usted…)
Si no, lo que impera es lo que pasa en mi escalera y lo que ocurre en la de al lado me importa dos pimientos. Mal negocio….
Por lo demás, creo que esto de los debates está muy sobrevalorado. ¿Qué queremos, políticos habilidosos en la esgrima verbal o políticos que gestionen, que imaginen soluciones y que las pongan en práctica? En los debates, mucho fuego de artificio y poca chicha. Si se quiere enterar uno de lo que piensa un candidato, ahí no lo encontrará.
Al final, el debate es un espectáculo y como tal a quien más le priva es al periodista. De ahí la afición por los “cara a cara” (donde esté una buena pelea que se quite lo demás) y de ahí también fórmulas netamente espectaculares como la de 59 segundos, con micrófonos que se esfuman si te posee la verborrea.
Y como espectáculo tampoco es nada del otro viernes. Voy a ver si encuentro los datos de audiencia y confirman o no mi teoría.
Yo, ni debate, ni Sálvame ni nada. Me fui a dormir. Eso sí que es viejo y poco original…
