Debate sobre el estado de la Nación

Desde ayer se viene celebrando en el Congreso de los Diputados el Debate sobre el estado de la Nación. Una especie de combate en el que las diferentes partes exponen en forma casi de ’rounds’ de boxeo cómo ven nuestro país.

Por una lado, Mariano Rajoy, aquél que pasará a la historia de España como el Presidente fantasma aprovecha para anunciar unas medidas bastante populistas con el objetivo de empezar a meterse en el bolsillo algunos votos.

Sólo se pagará el I.V.A de las facturas cuando se hayan cobrado, eso sí, a partir de 2014. Muy bien señor, como en otras ocasiones actuamos tarde. Si proclamamos que lo peor ya ha pasado que vamos por el buen camino y que la morosidad está comenzando a bajar ¿no hubiera tenido más sentido hacerlo al inicio de la legislatura?

Por otro lado, el señor Rubalcaba, otro que pasará a la historia como aquél que obtuvo los peores resultados de la historia de su partido (valga la redundancia) en la Democracia, se dedica a pedir dimisiones, a dar lecciones de moral y a hablar de cosas que nunca se hicieron en lugar de proponer alternativas, nuevas ideas que nos ayuden que para eso le pagamos.

Me encantaría hablar de las otras partes que intervinieron pero no tienen, por desgracia, el suficiente peso en la actualidad como para dedicarles unas líneas.

Lo que pretendo expresar es que, un debate por definición es: una discusión de ideas contrapuestas. En ésta no se incluyen los verbos criticar, recriminar o la expresión ‘echar en cara’, más bien lo veo como una oportunidad de compartir ideas (por lo visto van algo faltos) y de realizar un mandato y una oposición dignos basándose en aportar y sumar. Dejemos el voto a un lado que el trabajo bien hecho tiene sus frutos señores.

Es tiempo de arrimar el hombro no de codiciar el poder.

Foto de portada por: aikijuanma