Estos días ando un poco despistado del blog. Cambios, trabajo y eventos me han tenido bastante ocupado… además, en breve, tendré que reducir bastante el ritmo de publicación, por lo que se puede decir que estoy haciendo una transición lenta
Repasando mis últimas entradas y viendo de lo que voy a hablar en esta, parece que estoy un poco atascado en la nube
pero es que los descalabros que se han sucedido en la misma últimamente invitan mucho a la reflexión.A partir de mi última entrada sobre los peligros de la nube, el MAestro Máñez vuelve a enviarme una interesantísima entrada que me gustaría comentar con vosotros.
He decidido usar el mismo título que el autor de la entrada original, pues creo que plasma muy bien la pregunta que se puede llegar a plantear uno tras vivir los últimos acontecimientos.
En primer lugar hace un buen resumen de todos los eventos que han propiciado este debate.
Y estoy de acuerdo totalmente con las respuestas que plantea a las preguntas:
- ¿Debemos abandonar la nube para la eSalud? Está claro que no debemos dejarnos llevar por las prisas y la irracionalidad reactiva que unos pocos eventos pueden motivar. Así que la respuesta es NO.
- ¿Debemos confiar ciegamente en un servicio excelentísimo a bajísimo coste proporcionado por unos pocos? Está claro que tampoco. Para empezar, porque algo así no existe. La calidad y la excelencia tienen un coste y debemos aprender a valorarlo, asumirlo y pagarlo. El intentar comprar duros a cuatro pesetas tiene sus consecuencias.
El autor de la entrada es proveedor de una nube privada bastante imponente (para la Escuela de Medicina de Harvard), por lo que sus reflexiones deben tenerse muy en cuenta.
El describe algunas caídas que ha tenido su sistema y resume tres causas comunes de las mismas. Yo las voy a ordenar de forma diferente, poniéndolas en orden decreciente de probabilidades de ocurrir (según mi punto de vista, claro). Así pues, la infraestructura más perfectamente diseñada, puede fallar debido a:
- Fallo humano: todos podemos imaginar mil ejemplos de esto, ¿verdad? Incluso para algo que esté redundado. Pongamos un ejemplo. Para un servicio X tenemos 2 servidores: A y B. Todo en esta vida necesita mantenimiento. Imaginemos que hay que apagar el servidor B para algo (por ejemplo, cambiar la instalación eléctrica) y dejar el A para cubrir el servicio. Puede haber un error humano y que ocurra lo siguiente: los administradores apagan el servidor B, pero los electricistas se equivocan y cortan la luz del A… ¡ya está liada!
- Consecuencias inesperadas de un cambio: las infraestructuras que controlan nuestros sistemas son extremadamente complejas y, con el tiempo, se establecen gran número de dependencias de las que es difícil llevar un control. No es raro que un pequeño cambio en algún componente, afecte de forma sustancial a otro de forma inesperada. Suele ocurrir en cambios mal planificados o con prisas (que, desgraciadamente, es más habitual de lo que sería deseable). Un ejemplo: pues haces un pequeño cambio en el formato de impresión de las citas y, de repente, las recetas salen mal impresas pero, cuando das la marcha atrás, deja de funcionar la impresión de informes clínicos… ¿pensáis que es raro? Pues creedme, puede ocurrir.
- Errores de los sistemas operativos: de eso no se salva nadie. Por muy bien que se administre un sistema operativo, siempre estamos expuestos a un error. Los pantallazos azules no sólo ocurren en tu ordenador ¿Habéis visto alguna vez esos pantallazos en aeropuertos o estaciones de trenes en todas las pantallas de una terminal? Yo si…
Los errores existen. No podemos pretender hacerlos desaparecer, sólo podemos intentar minimizarlos y estar preparados para cuando ocurran. La tecnología está cambiando muy rápidamente. El centro de proceso de datos que diseñaste ayer se ha quedado pequeño mañana pero no puedes apagarlo para ampliarlo (como harías con tu ordenador cuando quieres cambiar el sistema operativo), estás dando servicio a millones de personas y tienes que hacer los cambios sin que lo noten… me encanta el ejemplo que pone el autor del blog: “Es como cambiarle las alas a un 747 mientras está volando” y que nadie note una turbulencia, añado yo… ¡imposible ilustrarlo mejor!
No creo que debamos abandonar la nube, simplemente debemos tener un enfoque diferente y aprender de los errores… ¡como siempre! La nube es una herramienta, nada más, no debe cambiar nuestra forma de administrar nuestros sistemas. Del mismo modo que tengo un plan B por si fallan mis servidores, debo tener un plan B por si fallara mi nube.
Entrada original traducida: ¿Debemos abandonar la nube?