Cuando hablo de trabajar me refiero al simple hecho de acudir a nuestro centro de trabajo, pasar allí 8-10 horas y volver a casa por la tarde. El tiempo que pasamos allí es lo que suele conocerse como jornada laboral, y por cada jornada cobramos un sueldo, que sumados forman la nómina que cobramos a final de mes. No siempre fue así, de hecho hay zonas, como en Cataluña, donde todavía es habitual pagar por semanas, aunque esto está más arraigado en determinados sectores de producción.
Lo que me llama la atención es que muy pocos puestos de trabajo tienen un compromiso de producción por parte del trabajador. Ya seas camarero, periodista, reponedor o profesor de secundaria. ¿Conoces a alguien que trabaje por objetivos? Es una forma poco habitual pero que debería usarse cada vez más.
Imagina que tu jefe te pide que cada día dejes preparados 15 presupuestos. Si trabajases por objetivos podrías esforzarte y acabarlos a media mañana, con total libertad de marcharte a casa al terminar. Si, ya sé que un jefe típico español te daría otros 15 presupuestos para que no te fueras a casa, y que es habitual que te tengan en el trabajo hasta las tantas, aunque en realidad no estés produciendo, sino gastando aire acondicionado e iluminación artificial.
Tuve la oportunidad de trabajar en una empresa que tenía “beneficio de cierre“. Es decir, acaba lo más rápido que puedas y te puedes ir a casa. La pega era que el trabajo se hacía de noche, pero daba gusto estar en casa al cabo de 5-6 horas con el trabajo terminado.
Ya sé que hay muchos trabajos incompatibles con este sistema que potencia más la productividad que no la presencia en el puesto de trabajo. Pero hay que poner más empeño en optimizar cada faena para que un trabajador haga su trabajador en menos tiempo y tenga más tiempo para conciliar su vida familiar.
Hay que poner más empeño en optimizar cada faena para que un trabajador haga su trabajador en menos tiempo y tenga más tiempo para conciliar su vida familiar
Bueno, estos temas no interesan mientras se sigue hablando de los políticos catalanes, las manifestaciones, la prima de riesgo y demás rabiosa actualidad. Pero que conste que la vida sigue su curso, hay muchos que seguimos vivos, respirando a diario, haciendo vida normal por mucha crisis que apriete a nuestro alrededor. Somos nosotros los que sacaremos la situación de este agujero, no esperes que sean los políticos que ellos están a lo suyo.