Revista Infancia
Como ya todos sabréis, Dodot en su pagina web, hizo un artículo acerca de como reaccionar ante las rabietas de nuestros hijos. En dicho artículo, se animaba a los padres a ignorar a los pequeños hasta que la rabieta desapareciera.
Respecto a esto, una seguidora me pidió que diera mi opinión y que contara porqué me parece mal este planteamiento. Así que aquí os dejo mi opinión:
Para saber como reaccionar con mi hijo, trato siempre de ponerme en su piel.: me esfuerzo por meterme en su cabecita y de esta manera entender un poquito más porqué reacciona como reacciona.
Por otro lado, siempre me guío por la premisa de no hacer a mi hijo aquello que no toleraría que me hicieran a mi y trato de evitar hacerle todo aquello que a mi me haría daño. Le considero un igual y por lo tanto, no concibo aplicar con el comportamientos diferentes a los que aplicaría con cualquier adulto.
Partiendo de esta base, no estoy de acuerdo con que la manera de resolver una rabieta sea ignorar a nuestros hijos.
No sé vosotros, pero yo a veces me enfado sin motivo aparente o tengo mis particulares rabietas (creo que todos las tenemos) y si papá mirara hacia otro lado y me ignorara cuando esto pasa, me sentiría francamente mal. Esperamos de aquellos que nos rodean que nos escuchen, que traten de entendernos, que nos consuelen cuando lo pasamos mal. Y sin embargo no nos extraña cuando nos dicen que lo mejor es ignorar a nuestros hijos en determinados momentos que, además, no son fáciles para ellos.
Cuando digo esto, muchos me interpretan de manera errónea y me dicen aquello de que no podemos consentir que se salgan siempre con la suya, cuando en ningún momento estoy diciendo eso. Como padres, podemos acompañar, apoyar, contener, comprender y respetar, sin que ello implique consentir.
Independientemente de las ideas de cada uno, hay cosas que de ninguna manera podemos permitir a nuestros hijos, bien porque entrañan peligro o por diferentes razones. Por eso sería absurdo fundamentar mi razonamiento en torno a que siempre tenemos que aceptar lo que nos piden.
Al ignorar a nuestros hijos mientras atraviesan una rabieta corremos el riesgo de transmitirles mensajes negativos: que no tenemos en cuenta sus sentimientos y que no les entendemos.
Cuando David tiene una rabieta, trato de comprenderle y de estar disponible para el. De vez en cuando le toco, o trato de acercarme a el, para que sepa que estoy ahí y que, en el momento que quiera, tendrá todos los abrazos que necesite. No le doy lo que quiere (si considero que lo correcto es no dárselo), pero le acompaño y refuerzo su autoestima haciendole entender que sus sentimientos me importan mucho.
Insisto en que para mi, la clave es tratar a nuestros pequeños de la misma manera que nos gustaría que nos trataran a nosotros. Y creo que a nadie le gusta que le ignoren.