Cuando tus argumentos en una implantación de software corporativo son la seguridad de la información, la comodidad de los usuarios de la misma, el mejorar lo que ya se tiene, el hacer una implantación lógica, que se adapte a la dinámica de trabajo del centro e impacte de la menor forma posible sobre el trabajo de los profesionales… en definitiva, hacer las cosas bien y, en el otro lado, te encuentras como argumento “de peso” (para ellos, claro) una fecha que se quiere imponer como obligatoria debido a un compromiso político (alguien que quiere una foto o una rueda de prensa)… ¿cómo te quedas? ¿Cómo das la cara por tu Organización cuando eso ocurre? ¿Por qué hay que callar? ¿Por qué no se puede gritar a los cuatro vientos? “¡Señores! ¡Qué esto es así porque Menganito lo ha dicho desde su despacho!”… ¡Pues que venga Menganito y lo monte!
Pero vamos, que esto no me ha pasado a mí, me lo ha contado un amigo… pero yo quería contarlo y comentarlo.
Puedo entender que, a veces, si no se pone una fecha para algo, no se llega a hacer nunca… puedo entender que la Política es más difícil de lo que nos puede parecer “a pie de obra”… puedo entender (aunque no compartir) que en todo proyecto no puede estar todo el mundo contento… pero no todo vale, a veces hay que aceptar que algo no se puede hacer… a veces hay que escuchar a “los obreros” antes que a los capataces (¡y no te digo ya que a una empresa externa!)… a veces hay que admitir los errores… pero parece que esas palabras no están en los vocabularios de algunos.
Esto se puede arreglar… lo primero es querer y luego viene la colaboración activa, la transparencia, el trabajo en equipo (¡pero de verdad!)… y un largo etcétera que todos conocéis.
Yo pienso que, cuando se dice tan a la ligera “¡Es que con un proyecto grande no puede estar todo el mundo contento!” lo que se intenta ocultar es que las ideas de unos pocos se están imponiendo (por la cara) a las de muchos (curiosamente, los pocos no tendrán que trabajar con la aplicación, todo lo contrario que los muchos). Cuando se dice “¡Esto lo han diseñado los profesionales!”, ¿por qué no se es transparente con el funcionamiento de los grupos funcionales? ¿Por qué no se publican las actas? ¿Por qué no se publican los motivos por los que se aceptan o rechazan las propuestas? En el fondo, es todo lo mismo: maquillar de democrático algo oligárquico.
¿Y qué decir de las fechas por compromisos? En los momentos tan “delicados” en los que estamos… ¿es lícito que se usen estas implantaciones como munición política? Igual que no hay que confundir religión con la iglesia, no quiero confundir la Política con los políticos (y menos los que tenemos últimamente en todos los bandos)… los políticos son un mal necesario pero, ¿tienen que ser necesariamente tan malos?