La mujer que comprende todos estos deberes, y que trabaja fielmente en ellos, es verdaderamente una mujer de inestimable valor. Su marido ha recibido una gran bendición, como bien lo sabe. Así también los niños, y todos los que vienen a tener contacto con esa casa. “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.” (Prov. 31:10).

