Revista Cocina

Deberes ¿sí ó no?

Por Dolega @blogdedolega

Eskolako lanak...

Llevo una semana oyendo hablar de la noticia del padre que en Galicia ha logrado que a su hijo no le pongan deberes/tareas en el colegio.

He leído que en esta Comunidad hay una normativa que los prohibe en los primeros años y durante la primaria, creo que en la Comunidad de Madrid también debe de ser así ya que el Niño, que ahora tiene 25 añazos, cuando era pequeño nunca traía deberes a casa y cuando fui a preguntar por qué, me dijeron que estaban prohibidos hasta que llegara a la ESO (secundaria).

Creo firmemente en los deberes/tareas. Creo que, ajustados a la edad del niño, conforman un hábito y una disciplina que le serán de gran ayuda cuando lleguen a los ciclos superiores, y no solo en el ámbito educativo, sino en los demás aspectos de la vida. Yo lo experimenté con el Niño. A él le costó mucho cuando llegó a la ESO adaptarse a los deberes, trabajos, investigaciones etc, etc. No estaba acostumbrado a tener que ceder tiempo de ocio cuando llegaba a casa, no estaba habituado a tener un volumen de estudio que le obligaba a dedicarle esfuerzo y dedicación fuera de las horas lectivas y eso de hecho, le pasó factura el primer año. Le costó adaptarse.

Yo me imaginaba a mí misma de adolescente, con la mente en la luna de Valencia y todo el día pensando en los pajaritos preñados y en la inmortalidad del cangrejo, con nulas ganas de estudiar y encima sin ningún hábito para ello y lo que es más importante, sin ninguna herramienta para hacerlo. Pues las posibilidades de no sacar adelante un bachillerato y una carrera hubieran sido bastante altas.

Los métodos de estudio se aprenden a través de los años de acuerdo a cada edad, poco a poco y no que de repente pasamos de hacer todo en clase, a que cada profesor nos mande deberes/tareas a los que hay que dedicarle dos horas diarias de tu tiempo en casa TODOS los días para poder sacar la cosa adelante.

Eso es como si todos los días fuéramos andando al trabajo y de repente llegamos en septiembre de las vacaciones y nos dijeran que hay que ir como si fuéramos a hacer los 1500 lisos. ¡Pues no! Ni tenemos condiciones físicas, ni le vemos la lógica, ni estamos entrenados para ello. Una cosa es ir al trabajo andando para hacer ejercicio y otra que tengamos que ser atletas. Esto es igual.

Nunca he estado de acuerdo con la famosa frase española de “la letra con sangre, entra” de hecho me eduqué en un sistema  donde jamás me pusieron la mano encima ni a mí ni a nadie, además mis padres nunca lo hubieran permitido y siempre fueron colegios de monjas y curas, pero tampoco estoy de acuerdo con la filosofía de que ir al colegio tiene que ser poco menos que estar en el parque de atracciones.

Pienso que aprender cuesta. En el colegio, en el trabajo, en el amor, en todos los aspectos de la vida y que dicho aprendizaje no puede ser un sufrimiento pero tampoco algo trivial carente de responsabilidad y compromiso.

Tampoco estoy de acuerdo con esos deberes que he visto más de una vez, encaminados a que el alumno estudie y entienda lo que NO le han explicado en clase. Eso no son deberes, eso es mucha cara de algunos profesores. Todavía recuerdo  los trabajos del Niño con Platón y San Agustín en los que quedaba claro que la cosa era: “explícaselo tú, que a mí  me dá la risa”…

Desde pequeña me hinché a hacer deberes/tareas, nadie me ayudó a hacerlos. Mis padres estaban demasiado ocupados trabajando catorce horas diarias para sacarnos adelante. Cada uno tenía que hacer su parte y aquí estoy sana y salva estudiando como una jabata para cambiar todo el blog para darle gusto a Miguel… (Sin acritud, amigo

:D
)

Tenemos uno de los abandonos escolares más altos de Europa, un nivel educativo mejorable por los cuatro costados, un fracaso escolar espeluznante.

¿Cuándo vamos a empezar a cuestionarnos este modelo de educación?

¿No nos damos cuenta que cuanto más bajamos el nivel e igualamos por abajo, generamos menos interés en aquellos a los que va dirigido el supuesto “beneficio”?


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