Cuestión de etiqueta y de cortesía, ¿cuál es el comportamiento a adoptar cuando un invitad@ toca el timbre y se planta en la puerta con una botella de vino en la mano (mejor siempre un par, no vaya a ser que alguna no salga buena). Aquí va algún que otro consejillo de decataencata.com para evitar dar pasos en falsete.
Cuando nos dicen, ¡llevo yo el vino!, como respuesta inocente, muy inocente a nuestra invitación a comer o a cenar, puede ser una propuesta que ocasionalmente puede acabar en una especie de drama. De hecho, la elección de la botella y la actitud a adoptar dicen mucho sobre la relación que tienes con tu invitad@, pero también sobre tu capacidad de navegar en aguas procelosas. Diversos escenarios pueden vislumbrarse y cada uno de ellos requiere de una respuesta adecuada, vamos a allá
¿Qué pasa si nuestro invitado trae un mal vino?
Ser reconocido por tus amigos como un buen conocedor puede resultar, en el mejor de los casos, en lograr impresionarlos y, en el peor, desacreditarlos. Por lo que, tendrán una desafortunada tendencia a querer convencerte con una etiqueta de prestigio, o, por lo contrario, a jugar la carta del “darse por jodido” (con perdón), sabiendo muy bien en su fuero interno de que sin duda tienes mucho con que regar la mesa, y que su botella probablemente terminará en el mayor de los olvidos. Como resultado de todo ello, no es raro albergar en casa una especie de “bodega de la vergüenza”, que reúne vinos de poca monta (valga la expresión) regalados para la ocasión.
¿Cómo reaccionar al regalo/botella de nuestro invitado?
Dependiendo del vino, sin embargo, estos consejos pueden ayudarte a evitar tener que abrir la botella de la discordia.
Sí se trata de un vino tánico
Reconocible por su color oscuro, su origen y la graduación alcohólica, procura demostrar un aire de admiración, pronuncia la añada en voz alta, con entusiasmo, para y, seguidamente apostillar diciendo que sería una pena abrir una botella tan joven, y que esta añada merece al menos unos años más de envejecimiento y, si además, eres perspicaz proponer a los invitados una cena en la primavera del 2027, cuando el vino haya alcanzado su etapa de óptima toma.
Otra alternativa es apostar por la relevancia del maridaje con la comida y el vino, diciendo que sería una pena, penita pena comenzar una añada excelente, saturando los paladares de forma prematura.
En el caso del champán o del vino blanco
El argumento anterior puede parecer algo falso, por lo que recurriremos a la solución de la temperatura, demasiado caliente, demasiado frío, no importa. Coloca la botella sobre tu mejilla y di que vas a dejarla enfriar o a que tome algo de temperatura ambiente, asegurar un lugar donde no sea probable que sea recordada por los invitados durante la cena. Para ello deberás sacar algunas botellas con la debida antelación y aparcar la invitada hasta nuevo aviso.
Como último recurso, siempre queda la opción generosa de abrir por adelantado un número suficiente de botellas de tu propia bodega para poder justificar razonablemente no comenzar la del invitad@, por razones obvias de moderación.
Por tanto, la respuesta a la pregunta de si tenemos que abrir la botella de un invitado, la respuesta ahora es no, no debes beber un mal vino por pura cortesía.
Sí tras la lectura de este artículo elaborado con cariño, de repente te das cuenta de que has sido víctima inocente de estas triquiñuelas amorosas, tómate tu tiempo y relee los consejos para evitar cualquier paso en falso cuando te inviten a almorzar o a cenar.
La fotografía
Niños ucranianos en un centro de recepción de refugiados en Varsovia el 15 de julio de 2022. AFPY, ¿qué decir del coste emocional? ¡Qué Dios nos perdone!
MUSICANDO
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