¿Debo Obligar A Mis Hijos A Dar Besos Y Abrazos?

Casi a diario sufro la siguiente situación: Voy con mi hijo por la calle, nos encontramos a algún/a conocid@ u/o familiar, y a pesar de que mi hijo saluda con un “hola”, siempre hay quien le obliga a saludar correctamente, lo que implica, como mínimo, dar un abrazo, y en términos habituales, un beso. Estas situaciones me generan mucha incomodidad, e incluso a veces esta incomodidad ha llegado a bloquearme y dejar que ese conocido o conocida domine la situación y le obligue, a mi pequeño, a mantener un contacto físico extremo a pesar de su voluntad. En ocasiones, evitamos enfrentarnos a los demás de manera tan fuerte que nos puede el que dirán, cuando somos las madres y padres los que debemos decidir sobre este tipo de cosas.

Seguro que no soy la única. Esta situación pasa a diario. Se trata de una forma de educación tradicional que sigue vigente en nuestra sociedad como una de las más practicadas; ese “siempre se ha hecho así” que nos impide avanzar hacia una educación mucho más sana, lógica y respetuosa. Porque sí, porque siempre se ha obligado a dar besos a los pequeños y pequeñas, y resulta que… resulta que no podemos decir que no ha pasado nada, porque cada vez salen más y más casos de personas que han sufrido abusos en la infancia. Y no, no digo que dar un beso a modo de saludo sea ya un abuso. Hablo de la huella que va dejando, poco a poco, la obligación de mantener contacto corporal cuando uno no quiere.

Así que, a la pregunta que encabeza este post de Debo obligar a mis hijos a dar besos y abrazos, mi respuesta, y la de todas aquellas personas que siguen métodos de crianzas respetuosas, es clara: NO.

¿Por qué no debo obligar a mis hijos a dar besos y abrazos?

Día a día escucho a personas (generalmente mayores) verbalizar frases dirigidas a los y las pequeñas, de tipo “Salúdame con un beso” “si no me das un beso no te voy a querer”, “debes dar besos para ser educado con los demás” y del estilo. Sin duda, estas frases podrían engrosar el post que escribí hace un tiempo de las 20 frases que tu hijo/a NO debe escuchar, porque lo que esconden estas expresiones no resulta, ni de lejos, positivo para los niños.

Resulta curiosos. Son muchas las personas que se creen con la potestad de obligar a l@s pequeñ@s a realizar ciertas conductas, como dar un beso; sin embargo, nadie se atreve a persuadir a un adulto para que dé besos, abrazos y/o se sienta incómodo a la hora de saludarnos. La primera cuestión que deberíamos plantearnos aquí es: ¿Por qué nuestros niños y niñas están obligad@s, y nuestros adultos no?

A l@s que pueden contestar, a esta pregunta, con un “porque saludar es de educación“, les planteo que aquí nadie está hablando de saludar o no saludar, sino de que el saludo vaya acompañado de besos, abrazos y/u otros tipos de invasión del área personal que todos tenemos (sí, los niños también).

Pero existe una segunda cuestión, mucho más importante y profunda, por la que no debemos exigir y/o forzar a nuestros pequeños a saludar con contacto físico. Y es el respeto por el cuerpo de los demás, la posibilidad de fomentar un uso sano de nuestro cuerpo y, sobre todo, ayudarles a reconocer los comportamientos indeseados basados en el uso del cuerpo ajeno como diversión y placer.

Imagino que, como madres y padres, todos queremos alejar a nuestr@s hij@s de cualquier tipo de abuso físico. También queremos que, en caso de que pueda darse, nuestr@s pequeñ@s puedan saber detectarlo, decir NO e informar a quien deban informar sobre ello.

L@s niñ@s no nacen sabiendo cómo hacer esto; necesitan aprenderlo. Y esto se aprende de las siguientes maneras:

• No forzarles a mantener contacto físico en contra de su voluntad, con nadie (ni siquiera con aquellas personas de su círculo social más próximo. Quizás, cuando crezcan, el abusador también pertenezca a su círculo social, como por ejemplo una posible pareja).
• Ofrecerle la libertad para decidir si quiere que otra persona invada su espacio más próximo y mantenga contacto físico con él/ella (el contacto físico se refiere simplemente a dar un abrazo, sin otras pretensiones, y/o acariciarle el pelo, la espalda, el brazo). Y ofrecerle la libertad también de decidir quién quiere que lo haga (solo la madre, los padres, la abuela…)
• Enseñarle qué partes del cuerpo pueden tocarse y qué partes no debe tolerar que le toquen (mucho cuidado, aquí, con la palmada en el culo de broma que muchos hacemos, porque puede darle a conocer que el trasero es un lugar no íntimo).
• Enseñarle las conductas que están bien y las que están mal, para que sepa cuando dar la voz de alarma.

¿Qué otras alternativas hay para poder saludar de manera sana y adecuada?

Los besos han sido la manera más habitual de emitir saludos durante épocas anteriores; no obstante, no son necesarios para poder saludar. Existen muchas otras maneras de cumplir con ello, sin que éstas impliquen contacto físico.

Algunos ejemplos son:

• Saludo verbal: “Hola”, “¿cómo estás?”, “¿qué tal?” serían algunos de muchos ejemplos.
• Chocar manos, puños, codos: Se trata de otra manera de saludar, mucho más respetuosa y adecuada, que evita un contacto físico incómodo.

Así que; si bien es cierto que dar besos en contra de la voluntad no tiene por qué significar que esa persona vaya a sufrir abusos a lo largo de su vida, lo cierto es que la persona obligada interioriza su obligación de ceder ante peticiones y situaciones que implican contacto físico extremo, lo que se considera un factor de riesgo frente a abusos físicos y/o sexuales.

Por ello, SIEMPRE debemos dejar que sean nuestros hijos los que decidan cómo saludar, sin presión de ningún tipo, aceptando cualquier forma elegida como válida y sana.

Y tú, ¿qué opinas al respecto? ¿Has vivido situaciones así? Si quieres contarme tu experiencia, puedes hacerlo en comentarios. ¡Estoy deseando leerte!