Ese estar solo en el que me he justificado desde hace veinte años, no debe convertirse en una excepción, en unas “vacaciones” que debería pedir a una dicha que vela sobre mí, en medio de múltiples justificaciones. Debo vivir sin fronteras dentro de dicha soledad. No debo dejar de ser la conciencia profunda y básica a la que puedo regresar siempre, no con el designio de arrancarle ahora, rápidamente, un determinado beneficio, ni con la esperanza de que sea necesariamente fecunda; sino de un modo espontáneo, no acentuado, inocente: como al lugar al que pertenezco.
Rainer Maria Rilke
El testamento
Foto: Rainer Maria Rilke en el hotel Biron, París
Actualmente Museo Rodin.