No hay mejor música que la que invoca paisajes borrosos y ligeramente borrosos de flores de colores pastel que brillan bajo la lluvia, cafés parisinos ahumados, mujeres hermosas y misterio a la luz de la luna que el de Claude Debussy.
Decir que Debussy revolucionó la música de piano sería insuficiente. Rompió las reglas de la armonía occidental y absorbió la música del pasado lejano, del Lejano y Medio Oriente, de Rusia, España y Estados Unidos, para crear el epítome de la música moderna y francesa.