Viendo el panorama actual al que se enfrenta diariamente cualquier ciudadano medio que asiste impasible a la realidad informativa diaria, me ha venido a la cabeza la lista de las 10 estrategias de manipulación que emplea el poder a través de los medios de comunicación, elaborada por el lingüista, filósofo y analista estadounidense Noam Chomsky. Lo cierto es que, desde mi punto de vista, tiene más actualidad que nunca. ¿ No les parece? ¿Cuáles de las siguientes estrategias creen ustedes que podrían están más presentes en nuestra sociedad?
- La estrategia de la distracción. El elemento primordial del control social consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas mediante informaciones insignificantes pero que resultan atractivas para las masas.
- Crear problemas y después ofrecer las soluciones. Este método consiste en crear un problema, una situación prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el que demande las medidas que ya estaban previstas y que se desea hacer que se acepten.
- La gradualidad. Se trata de aplicar una medida gradualmente, a cuentagotas, para evitar así la revolución que pudieran producirse si se aplicaran de una sola vez.
- La estrategia de diferir. En este caso se presenta una idea impopular como “dolorosa e innecesaria”, obteniendo la aceptación pública en el momento para una aplicación futura, pues es más fácil aceptar un sacrificio futuro que inmediato y el público siempre tiende a esperar que “todo irá mejor mañana”.
- Dirigirse a un público infantiloide. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discursos, argumentos, personajes y entonación, particularmente infantiles para buscar también respuestas o reacciones desprovistas de sentido crítico.
- Realzar el aspecto emocional. La utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos o inducir a determinados comportamientos.
- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. La calidad de la educación y el interés por fomentar la cultura es lo más mediocre posible, para lograr así que sólo tenga acceso una “élite privilegiada”. De esta manera se acaba con el sentido crítico y se alimentan rebaños dóciles.
- Aceptar la mediocridad. Se estimula al público a ser complaciente con la mediocridad ya que parece que ser inculto, vulgar, estúpido, etc., está de moda y genera éxito.
- Reforzar la auto-culpabilidad. Consiste en hacer creer al individuo que sólo él es culpable de su propia desgracia debido a la insuficiencia de su inteligencia o de sus capacidades y esfuerzos para que, en lugar de rebelarse contra el sistema, se minusvalore y se resigne.
- Generar analfabetos políticos. El analfabeto político no oye, no habla y no participa en los acontecimientos políticos. Además, se enorgullece diciendo que odia la política. Así, se mantienen inactivos ante los cambios.