La mujer de la musa de este blog sigue intentando ensombrecer a su marido. Sin prisa pero sin pausa, a golpe de declaraciones absurdas o incoherentes o simplemente idiotas. Ayer volvía a comprobarlo, mientras decía que la ideología de su partido ha sido la que más ha contribuído a la humanidad.
Sí, parece una broma, pero ella no lo ve así. Su cerebro, allá en el fondo, sumergido en pensamientos neoliberales, con una mezcla, bien agitada, de catecismo católico y clasismo decimonónico, destila un peligroso olor a alcohol de quemar. De quemar servicios públicos, Madrid y la poca verguenza que le queda a su partido.
El capitalismo crea las crisis, la falta de regulación hace que la gente piense que todo el monte es orégano y el libre mercado consigue que la única ley que rige nuestras vidas sea la del garrote y el colmillo (impagable Jack London). No es la solución, es el problema que se enquista, año tras año, década tras década, más ahora que ningún regimén convicente le hace frente (y con esto no quiero decir que el soviético fuera un régimen favorable a los intereses al individuo sino que simplemente competía y hacía que el capitalismo se mostrara más clemente con nuestros intereses).
Un sencillo ejemplo de capitalismo es la liga de futbol, la española, donde Madrid y Barça tienen el dinero, gracias a su posición de poder y se hacen con los títulos, mientras los otros equipos luchan por mantenerse año tras año. Algunos ganan la liga años extraños pero el peso de las deudas los hacen caer (el Valencia está prácticamente en quiebra y el deportivo en segunda, con una grave crisis institucional y de deuda). Todo por que el dinero de las televisiones no se reparte de una forma objetiva sino de una forma capitalista, el más fuerte amenaza con su garrote, con su colmillo y el resto ceden, pierden, malviven sin llegar a desaparecer, por que esos dos grandes necesitan figurantes a los que ganar el título y robarles jugadores. Y si, desaparecen (salamanca, logroñes, oviedo), siempre hay otros que los sustituyan.
Una anécdota, una metáfora en la que los ricos son los grandes y nosotros los pequeños. Los que tienen el dinero nos necesitan para consumir, que nuestros sueldos se gasten enteros cada mes mientras ellos ahorran a nuestra costa, con esa divertida falacia de que, como compran más y más caro el iva no les favorece. En ese IVA se va el 21% de muestro sueldo, más lo que nos quitan en el IRPF. Ellos ahí practicamente no pagan ni un tres, cabrones, gracias a las sicav, a trucos contables... mientras se bañan en sus ahorros como tios Gilito.
Ana Botella es millonaria, defiende los intereses de su clase, de su familia, eso es cierto, pero que no me venga ahora con milongas, las ocho horas, los derechos de la mujer, la libertad de prensa (aunque ahora parezca una broma) y otras muchas no son cosa suya, no.