No puede negarse que cuando se ha decidido una cosa debe hacerse. Pero
lo malo es que la mayoría de nosotros vacila, da rodeos, y rara vez se
decide a hacer lo que quiere, o a determinar claramente el camino que debe
recorrer.
No puede negarse que cuando se ha decidido una cosa debe hacerse. Pero
lo malo es que la mayoría de nosotros vacila, da rodeos, y rara vez se
decide a hacer lo que quiere, o a determinar claramente el camino que debe
recorrer.