Revista Coaching

Decide y vencerás

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Dos escenarios te inmovilizan por igual:

# Cuando existe un exceso de opciones,

te resulta confuso decidirte por algo en especial. Es muy conocido el experimento de la tienda de mermeladas, por Mark Lepper y Sheena Iyengar, investigadores de Columbia y Stanford. En una tienda de muestras improvisada la mitad del tiempo se ofrecían 6 sabores y la otra mitad 24, dando pequeñas muestras de prueba.

Los resultados fueron que el 30% de los que tenían 6 mermeladas compraron un tarro, contra el 3% de la selección más grande. No sólo eso, sino que la satisfacción de los últimos fue menor y también contenía dosis de arrepentimiento. Todo ello se tradujo en desinterés por el producto en su totalidad.

# En cambio, con sólo dos opciones,

Seguir trabajando por cuenta ajena, o ser emprendedor. Esta es una opción de las "de dos en dos". Las opciones te plantean tantas dificultades, porque siempre crees estar perdiendo algo cuando eliges. Prefieres mantener el mayor número posible de puertas abiertas, aunque ello comporte un gran coste.

Todos funcionamos así de manera natural, pero sabiéndolo siempre puedes hallar una tercera vía que decante la situación hacia un lado u otro.

Esa tercera vía, el tercer impulso para decidir, puede ser el momento de la vida en que te encuentres, si acabas de empezar a trabajar, si quieres probar a hacer algo distinto después de muchos años con "lo mismo", o si la situación es forzosa y no te gusta estar en ella.

La psicología, en muchos experimentos, ha demostrado que existe un impulso irracional de perseguir todas las opciones percibidas como disponibles, por inútiles que sean. Resulta contraproducente, no la falta de oportunidades, sino la abundancia de éstas. Continuamente nos dicen que podemos hacer lo que queramos y conseguir cualquier cosa. El único problema es estar a la altura. ¿no resulta bastante excesivo?

Se pueden tener muchas cosas, pero no todas a la vez, sí sucesivamente, el orden vendrá determinado por cierto tipo de "ventanas de oportunidad" (infancia de los hijos) que tienen su tiempo y más adelante no se vuelven a presentar. La multitarea no existe, se hace una tarea y se cambia a otra. Para hacerlo de la mejor manera posible hay que enfocarse. Se infravalora sistemáticamente el tiempo que puede llevarte definir tu idea y evolucionarla de forma sostenible y viable.

La investigadora de la conducta Wendy Young en un estudio de 2006 planteó una interesante cuestión, quería saber si la formación basada en evitar los errores ya cometidos por los demás podía dar un mejor resultado que la que se centraba en los aciertos. Con el estudio realizado con bomberos, en un sentido y en otro, observó a posteriori que la formación que ponía énfasis en las decisiones erróneas y cómo evitarlas, había resultado más eficaz, había incrementado la atención y durado más en la memoria. Esto se enmarca en el sesgo ya comentado de la aversión a la pérdida.

Es aquí donde se enmarca el elogio algo exagerado que se ve a la "cultura del fracaso", que lo importante es fracasar muchas veces, más vale aprender, ya que no es lo mismo un fracaso veinte veces que veinte formas distintas de equivocarse. No es el fracaso lo importante sino el aprendizaje que de él se obtiene.

A continuación paso a detallar estos factores relevantes que pueden influir en la toma de decisiones:

(*) El cansancio. El psicólogo social Daniel Gilbert nos indica que nada más oir a otra persona haciendo una afirmación, el receptor la acepta como verdadera aunque en realidad no lo sea. Necesita una fracción de segundo para procesarla y rechazarla si es el caso. Cuando es un tema importante hay motivación por estar concentrados y procesar adecuadamente, pero según las conclusiones del estudio, el proceso de comprensión se paraliza con el cansancio sin llegar siquiera a la fase de rechazo, lo que provoca que se admitan como ciertas afirmaciones falsas. Por ejemplo: "nuestra empresa es la primera del ramo de la venta de lechugas en China".

El resultado indicó que los compradores tristes estaban dispuestos a comprar un 30% más caro de los emocionalmente neutros, y los vendedores tristes serían capaces de bajar sus precios un 33% respecto a los neutrales. Además la influencia de la tristeza, en este caso inducida por una película, no era percibida de forma consciente sobre sus decisiones económicas.

¿Y tú, has vivido alguna situación parecida? Si te ha gustado el post, te agradecería que lo compartieras.

Fuente http://www.magcoaching.es/decide-y-venceras/


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