Revista Educación

¿Decidimos?

Por Siempreenmedio @Siempreblog
¿Decidimos?

Hay un tiempo en que la toma de decisiones es como bajar por una pista verde de esquí. Tranquila, uniforme, sin percepción de la trascendencia... Valientes, nos comemos una a una las opciones hasta quedarnos con una, siempre sentida como la más adecuada. Todo es fácil, es como elegir entre ir al monte o a la playa, cualquiera de las dos es gratificante.

Hay otro tiempo en que todo se complica, los pros y los contra paralizan, atenazan, nos sitúan al borde del precipicio sin ningún elemento que pueda mitigar el más mínimo error. La única opción pasa por cerrar los ojos y esperar que ocurra lo menos malo, aunque en otras circunstancias nuestra cabeza nos diría que es lo mejor, pero no lo vemos, solo vemos el vacío, sentimos el estómago vibrando y el corazón sin aliento.

En otros momentos, la toma decisiones es conjunta. Hacemos caso de todas y cada una de las opiniones que escuchamos a nuestro alrededor, las mezclamos, las batimos y tiramos para delante con un popurrí indescifrable que nos da exactamente lo mismo, lo importante es salir del paso, cualquier cosa será positiva o negativa, tampoco estamos muy seguros, y las ganas de asumir responsabilidades están de vacaciones.

¿Decidimos?

Incluso, hay circunstancias en las que, de forma consciente o inconsciente, hacemos caso de personas que dicen tener una clarividencia especial, de supercherías, de intuiciones ajenas y cartas tiradas al aire, de métodos predictivos o supuestos oráculos milenarios. Nuestra conducta viene determinada, lo provoquemos o no, por lo que en la escuela de magia de Tamariz suelen denominar la determinación inconsciente, esa que aprenden usando métodos como el oráculo I-Ching, un libro tan ambiguo e interpretable que, estés en la situación que estés, siempre da en el clavo, aunque realmente no sea así.

Sin embargo, en ninguna de estas circunstancias, todo o nada sale bien. Visto con perspectiva y dependiendo de la personalidad de cada uno, veremos esas elecciones como adecuadas o erráticas. Ahí, seremos injustos porque nada es absoluto. Como el gato de Schrödinger, serán buenas y malas a la vez mientras la caja esté cerrada.

Lo que sí tengo claro es que, pase lo que pase, me quedo con las decisiones propias. La experiencia me ha enseñado que, si la elección es tuya, escojas lo que escojas, el aprendizaje será mayor y el arrepentimiento, menor. Es conveniente saber escuchar a las personas adecuadas, pero también es importante discernir; tan crucial como no dejarse llevar por supersticiones y adivinaciones, aunque desgraciadamente, cuando escuchas algunas de ellas, sin sentirlo, estás condicionando tu comportamiento, todos hemos caído en alguna ocasión.


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