Revista Coaching

Decidir lo correcto

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Decidir lo correcto

por Andres Perez Ortega

Con frecuencia he hablado aquí de la necesidad de decir que no a quienes te hacen propuestas "indecentes" y a quienes te piden parte de tu tiempo y de tu trabajo sin ofrecer ningún tipo de compensación ni moral ni material. Un post reciente de Eva Collado lo explica perfectamente.

Sin embargo, hay otro tipo de situaciones en las que se nos pone a prueba y en las que no siempre es sencillo hacer lo correcto. Y son difíciles porque a quienes debemos decir que no es a nosotros mismos.

Todos los profesionales, especialmente los que trabajamos por nuestra cuenta, nos enfrentamos a momentos en los que hay que decidir entre dos situaciones aparentemente igual de atractivas o rechazables. En otras ocasiones nos vemos tentados por proyectos que nos deslumbran tanto que pueden hacernos perder el rumbo. Y también hay otras en las que parece que no te queda otra opción que aceptar, si o si.

¿Cuantos emprendedores, autónomos o agentes libres no se han enfrentado a una propuesta que no sólo no te convence sino que sabes que no te va a beneficiar a largo plazo pero parece que no te queda más remedio que aceptarla? Es en esos momentos en los que se pone más a prueba tu estrategia de Branding Personal. Hay algo dentro de ti que te dice que no caigas en la tentación pero por otra parte piensas que no te queda otra opción.

Es en esos momentos de duda, en esas encrucijadas en las que se forja una gran Marca Personal. Saber decir NO o SI a algo que va a reforzar tu prestigio aunque tenga un coste elevado es lo que consigue que te tomen en serio o no.

Lo sé, sé que es muy complicado rechazar un proyecto alejado de tu estrategia cuando te quedan unos pocos euros en el banco. Sé que es muy jodido descartar una propuesta que engorde tu ego. Sé que es muy doloroso mantenerse alejado de personas con las que te gustaría estar. Pero creo que hay que hacer el esfuerzo porque, a la larga esas decisiones son las que van a hablar de ti.

Cada vez que elegimos algo estamos mostrando nuestros valores, prioridades e intereses. Incluso cuando decides sin pensarlo demasiado, o precisamente en esas situaciones, es cuando transmites lo que realmente eres.

Cuando tienes que elegir entre una situación y otra parecida que va a tener una repercusión en tu vida o en tu profesión, te sientes mal... hasta que tomas la decisión y te quitas ese peso de encima. Pero igual que la fiebre es un síntoma de que algo no va bien, cuando tomas una decisión que no encaja con tus valores y creencias, también hay sensaciones que te dicen que algo falla.

Siempre he dicho que lo más complicado de una Estrategia Personal no es estar en Redes Sociales o formarte para aprender algo nuevo. Lo más duro es mantener el rumbo aunque haya variables, personas y situaciones que traten de alejarte de tu objetivo. Las grandes personas de la historia que han dejado huella se han caracterizado precisamente por seguir defendiendo aquello en lo que creen y actuado en consecuencia.

Como profesional te vas a enfrentar a ofertas diabólicas, a tentaciones irresistibles y a propuestas que "no puedes rechazar". Pero sabes que si tomas la decisión equivocada puedes acabar en un sitio que no esperas o algo peor, en un sitio que no deseas.

Creo que defender aquello en lo que crees y mantenerte firme es una inversión a largo plazo. Puede que en el camino te llamen de todo, pero al final, esos mismos serán los que asumirán tus propuestas.

Cuando empecé a hablar de Marca Personal hace más de una década, los profesionales de Recursos Humanos me ponían a parir a mi y al concepto. Hoy, la mayoría se han subido al carro y lo defienden con más intensidad que yo mismo. Es la fe del converso.

Siempre lo digo, persistencia, paciencia, trabajo, disciplina, coherencia, esfuerzo, valores, objetivos claros, todas esas cosas que suenan tan antiguas son las que consiguen que algo o alguien aumente las probabilidades de éxito (nadie puede garantizarlo). El problema es que constantemente estamos tentados a abandonar.

Así que, la próxima vez que algo o alguien trate de desviarte del rumbo hacia tu objetivo (evidentemente antes debes tener un objetivo) hazte las siguientes preguntas:

¿Esa decisión me va a acercar a mi objetivo?

¿Qué me dice mi instinto sobre esa decisión? (Quizás esta sea la más importante)

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