Elena Papiel
“Necesitamos pocas palabras para expresar lo esencial; necesitamos todas las palabras para hacerlo real”. Paul Éluard
Si eres estudiante o residente de matrona, esta entrada es para ti. Hay un proverbio que dice: “Cuando pierdes un padre, pierdes el pasado; cuando pierdes un hijo, pierdes el futuro”
No hay experiencia tan desoladora y terrible como acompañar y atender el parto de una madre con un bebé muerto. Lamentablemente, la muerte perinatal existe y tarde o temprano vas a estar junto a una mujer rota, un padre desconsolado y una situación de shock que en ocasiones te será difícil manejar.
¿Cuál es tu papel? De todo un poco. Psicóloga improvisada, enfermera afligida, amiga espontánea, profesional competente y, sobre todo, la matrona que les acompañara y a la que recordaran en ese delicado trance. Tú serás la que atienda a esos padres destrozados que siguen dando a vueltas y vueltas a lo inconcebible, preguntándose una y mil veces que pasó, qué hicieron o no debieron de hacer para que eso sucediera.
Todos los duelos son terribles, cierto, pero este presenta unas características muy claras. El entorno social y familiar minimiza el impacto emocional al no haber existido un vínculo real. La familia y los amigos no entenderán que ellos estén destrozados si tan siquiera han rozado al pequeño. Y es que la intensidad del dolor no depende de las semanas de gestación.
La madre, a lo largo de todas las semanas que lo ha llevado dentro, se ha implicado emocional y físicamente con su hijo. De hecho, el pequeño o la pequeña tiene un nombre. En el mundo occidental, el vínculo parental se realiza en la etapa intrauterina.
Esa diminuta persona que no llora, ni mueve los brazos, ni abre los ojos, ni mira a su madre, es un ser humano; detenido, pero un ser humano. En ocasiones es evidente el fallo; un par de nudos de cordón, una malformación visible, un defecto congénito. Sin embargo la mayoría de veces, aparentemente, el pequeñín es absolutamente normal.
Probablemente sea el primer hijo de la pareja, un hijo que iba a convertirlos en padres, en familia. No hay palabra que describa esa experiencia. Nadie espera que un bebé muera, es tan incomprensible como difícil de creer. A pesar de los avances científicos, de las pruebas realizadas, de los controles exhaustivos, de las ecografías plasmadas, ocurre. ¿Por qué?, te preguntas. No lo sé, y creo que nadie lo sabe. Si pudieras hablar con Dios…
¿Qué puedes hacer? La necesidad primordial de los padres es tener a alguien que les escuche. Recuérdalo. Además de ello:
- Muestra al bebé como una persona, limpio, envuelto en una manta y vestido, con un gorro y ropita.
- Nombra al bebé por su nombre.
- Toma las huellas de sus pies en una tarjeta o en un folio y entrégaselo a los padres.
- Deja que la madre, o el padre, si lo desean, tomen en brazos a su hijo, lo besen y se despidan de él o de ella.
- Cuida las palabras y frases de consuelo. Aquí en esta guía, puedes leer lo que debes evitar y lo que debes decir:
- Responde sus preguntas, utiliza el tacto terapéutico, escúchalos.
Antes de despedirte, anótales enlaces y nombres de web de apoyo en el duelo perinatal. Lo necesitarán más tarde. En esos momentos no es aconsejable ofrecer excesiva información, ellos todavía se encuentran en estado de shock, aturdidos y desconcertados.
Por último, una pequeña sugerencia, acepta tus sentimientos y respuestas emocionales como parte de tu labor. Eres una/un profesional, cierto, y además un ser humano que empatiza con la tristeza ajena. Permanece en silencio junto a los padres aunque se te salten las lágrimas y, si te sientes incapaz, pide ayuda a alguna compañera. Espero haberte ayudado para el día que tengas que atender un duelo perinatal.
http://www.missfoundation.org/spanish/index.html
http://www.babycentre.co.uk/a1014800/when-a-baby-is-stillborn#ixzz2sSMmQYKC