Cuando empieces tu novela, debes de tener claro los conceptos decir vs mostrar, porque serán clave en tu narración. Las escenas dramáticas, las escenas divertidas o las escenas picantes, de entre otras, son escenas que por lo general son clave para nuestros personajes, porque los llenan de matices y hacen que el lector empatice con ellos. Por eso, como decía en la primera entrada, ¿Qué se necesita para ser escritor?, es muy importante LEER y ESCRIBIR mucho.
Poniendo ejemplos, si queremos que el lector sepa que nuestro personaje estaba muy triste, no podemos limitarnos a decir:
En lugar de eso, abriremos nuestro abanico de posibilidades y diremos:
Ha sido igual de corto, pero mucho más intenso. A partir de esa frase, puedes rellenarlo de descripciones sobre su sufrimiento, o evocar a imágenes y recuerdos, pero siempre un paso por delante del lector. De este modo, se sumergirá en la historia y conectará con el personaje. Para que nos entendamos, decir que los personajes estaban muy enamorados le resta credibilidad. Se ha de dejar que el lector lo adivine, que lo deduzca, que lo sienta así. Hay que permitirle sacar sus propias conclusiones.
Si, por otro lado, lo que queremos es mostrar que nuestro personaje es pobre, lo primero que descartaremos será la frase:
En su lugar, escribiremos:
- Emma vestía harapos, se alimentaba de los restos de la basura y dormía entre cartones húmedos.
Esto, por supuesto, no significa que siempre debamos mostrar pues, en ocasiones, simplemente diremos. No hay una fórmula de o , solamente hay que encontrar el equilibrio y saber cuándo hay que utilizarlo.
¿Cuándo es buen momento para utilizarlo?
- Para definir los rasgos de carácter de los personajes y añadirle matices.
- Para definir los sentimientos de los personajes.
- Momentos de acción continuada.
- ...
¿A qué podemos recurrir para mostrar en lugar de decir?
- Lo que hace el personaje.
- Lo que dice el protagonista u otros personajes de la trama.
- Dejar ver lo que piensa.
- Convertiremos el, por ejemplo, odio, en una escena cuyo protagonista queme una foto, rompa una carta o piense en qué hacerle a alguien.
- ...
Una de las mejores formas para lograr mostrar en lugar de decir es imaginar las escenas en tu cabeza como si estuvieras reproduciendo una película. De esta manera, a la hora de describir lo que ves, será más fácil para el lector imaginarlo. Eso, claro, teniendo en cuenta que no debes de obviar nunca detalles que son importantes para que el lector se sitúe. Porque todos tenemos claro cómo es nuestro mundo en nuestra cabeza pero, a lo mejor, para el lector no está tan claro.
También es importante que entiendas que los dos formatos no funcionan a la vez:
- Albert estaba muy triste; no paraba de llorar.
- Emma era muy pobre; vestía harapos [...] cartones húmedos.
Por que con todo esto lo único que conseguimos es crear títulos y subtítulos, y el lector puede llegar a creer que lo tachamos de tonto.
Ejemplo:
Stella observó detenidamente el macarrón que tenía frente a ella. Redondo, amarillo, un macarrón como cualquier otro. Desenroscó el tapón del pegamento que tenía en las manos y llevó la boquilla del tubo al extremo más puntiagudo del trocito de pasta; apretó y muy lentamente fue extendiendo la cola como si preparase el dentífrico sobre las púas del cepillo de dientes. Volvió a enroscar el tapón del pegamento para preservar la utilidad de la cola, dejó el tubo a un lado de la mesa y con mucho cuidado cogió el macarrón por sus dos extremos, ayudándose con la yema de los dos dedos índice, y se levantó del taburete en el que estaba sentada. Avanzó despacio, muy despacio, hasta el mármol de la cocina; allí la esperaba el tapete verde sobre el que construía la dichosa casa de macarrones de su hermana Marie. Se plantó frente a él y a partir de ese momento el juego volvió a ponerse en marcha, la tensión se acumuló en sus brazos y una gota de frío sudor le resbaló por la espalda; cualquier movimiento en falso podría destrozar todas sus horas de trabajo en un abrir y cerrar de ojos.
Los dedos de Stella descendieron lentamente. Aquél macarrón formaba parte de la larga hilera de pasta que formaría más tarde el tejado. De repente, sonó el teléfono.
Si en su lugar, hubiese decidido decir, el texto sería el siguiente:
Stella hacía manualidades en la cocina.
Saludos,