Revista Baloncesto
El panorama es el siguiente: inicio del último cuarto entre Pistons y Cavaliers, con ventaja de 29 para el segundo. LeBron, Varejao e Ilgauskas se retiran ovacionados y ambos equipos sacan la banca a jugar, en una clara actitud de partido definido.
De a poco, con mas sacrificio que juego, el equipo de Detroit va limando la ventaja hasta quedar por 8 puntos abajo (parcial de 25 a 4 en 7 minutos), ¡imaginen las caras de los aficionados de los Cavs!.
Entonces Curry manda a los titulares a la cancha nuevamente. Ahi es donde quiero detenerme.
Es lógico pensar que en una eliminatoria el coach no haya querido regalar nada pero ¿No era mejor continuar con el ímpetu que traian los suplentes? No entiendo este tipo de decisiones.
¿Como se debe sentir un jugador que levanta una diferencia tan grande cuando el técnico lo manda al banco para que los mismos titulares que cayeron en ese abismo, definan el juego?
Nada hace suponer que Detroit podría haber ganado, pero por lo menos hubiera sido un premio para los jugadores que pusieron en partido a los Pistons.
El señor Curry tiene mi desaprobación.