Lo que cocina Washington contra Venezuela es un Golpe de Estado con la misma receta que ha utilizado en Guatemala, Irán, Chile, Libia, Honduras, Panamá y decenas de países. La única diferencia es que, por primera vez, en tiempos recientes, ha montado la operación golpista abierta y explícitamente ante la opinión pública, con la complicidad de las transnacionales mediáticas y los ecos domesticados en las plataformas sociales.
En su discurso electoral en la Florida del pasado lunes, el Presidente Donald Trump reiteró que todas las opciones contra el gobierno legítimo de Nicolás Maduro, incluida la invasión, están sobre la mesa y también amenazó a Cuba y a Nicaragua. Disfraza la intervención de una “ayuda humanitaria” que viaja en aviones militares y acompañada de buques de guerra y un portaaviones nuclear.
Como si Venezuela le perteneciera a Washington, Trump ha declarado a un títere como “presidente encargado” de ese país. Un “presidente encargado” que jamás ha sometido su candidatura al voto popular venezolano. Un “presidente encargado” sin potestad legal en Venezuela. Es un grave caso de injerencia e intervención sobre los asuntos internos de un país soberano, que evoca preocupantemente los recientes hechos en Libia o Iraq, naciones descuartizadas por la OTAN bajo mandato estadounidense, que hoy exhiben peores condiciones que antes de la guerra.
No existe reconocimiento internacional alguno que pueda hacer legal lo que constitucionalmente es ilegal, además de antidemocrático y contrario a la paz y a la soberanía de las naciones latinoamericanas y caribeñas. La obcecada postura contraria al diálogo en Venezuela como solución a los conflictos vulnera gravemente la Carta de Naciones Unidas y al principio de no injerencia en los asuntos internos de todos los países de la región, que se verán afectados si se produce una aventura bélica.
Ni siquiera disimulan que el móvil para tratar de realizar este golpe es apoderarse del petróleo, el oro y el gas venezolano, razón por la cual quieren poner en Miraflores a una marioneta que la Casa Blanca pueda manipular y homologar todo orden político al sistema norteamericano.
La definición de las nuevas fronteras internacionales y el intento de establecer un nuevo orden mundial se juega hoy en Venezuela. Aunque la injerencia por vía militar, económica e intermediada a través de terceros países no es ninguna novedad, si se ejecutara la invasión estadounidense a Venezuela las consecuencias sobre la región serían incalculables, incluso para los países con gobiernos de derecha, y de allí al desencadenamiento de una hecatombe mundial sólo habría un paso.
La Unión de Periodistas de Cuba, en nombre de los casi 4 mil periodistas que integran la organización, declara su firme solidaridad con el pueblo y el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela ante el peligro de una aventura militar de Estados Unidos en ese país.
Los periodistas decimos NO al Golpe de Estado y nos sumamos a la movilización internacional en defensa de la paz en la región. Como en una reciente declaración firmada en La Habana entre los líderes de la Federación Latinoamericana de Periodistas y nuestra Unión de Periodistas, pedimos a los colegas de todo el mundo que se opongan a la injerencia y a la violencia por parte de Estados Unidos, que actúen con objetividad y responsabilidad, y que denuncien la manipulación con la que se quiere justificar una intervención militar en una región que debe seguir siendo una zona de paz.
La Revolución Bolivariana no está sola. ¡Manos fuera de Venezuela!