La primera, es la sentir miradas de un paternalismo casi insultante y recibir las explicaciones de que nadie es ateo, en todo caso agnóstico, por que nadie puede demostrar la no existencia de dioses y seres sobrenaturales.
La segunda opción, es mas común, me preguntan por que niego la existencia de dioses y seres sobrenaturales.
Como ateo, ni niego ni afirmo la existencia de dioses, es algo que no esta en mis pensamientos, simplemente, como lo indica la etimología del termino, soy un hombre sin dios (ateo del griego αθεος -atheós- literalmente sin dios). No tengo dioses, esto no quiere decir que niegue su existencia o no, simplemente es algo que no creo que exista, ni me sirve para mi vida.
No es que crea en la inexistencia de dioses ni los niego. Simplemente es que creo en la no existencia de dioses, quizás con aproximación filosófica a Kant en su Crítica de la Razón Pura donde niega que la categoría de existencia se pueda aplicar a seres o entes ajenos a la experiencia.
Lo sorprendente de declararse ateo y a la vez divertido, es ver el escándalo que suele provocar dicha manifestación y mas aun si me reafirmo en el ateísmo alejándome de la posición agnóstica socialmente mas aceptada. Escándalo que lleva al debate teológico demostrativo de dios en mis interlocutores que, salvo honrosas excepciones acaba en posiciones intransigentes.
Curiosamente seria mas admitido socialmente declarándome de cualquier confesión religiosa, que declarándome ateo. Curiosamente, me he declarado en ocasiones fiel de una religión que invento para el debate ocasional y mis interlocutores se muestran cercanos y con ganas de conocer mis preceptos, lo que no admiten es el ateísmo.
Me piden que demuestre la no existencia de dios, cuando el onus probandi debe recaer en quien rompe la normalidad, para mi la normalidad es la no existencia de dioses ni seres mitológicos, sin embargo la cosa se complica por lo habitual de la creencia que la lleva a un estatus admitido. ¿quien tiene la carga de la prueba, quien afirma una existencia o quienes son mayoría en unas creencias?. Desde la razón, la carga de la prueba esta en el creyente, desde lo habitual de la sociedad, la anormalidad esta en el ateísmo y recae en el ateo: El ateo busca el principio lógico y el creyente el principio ontológico de la carga de la prueba.
La única forma de convivencia es el laicismo.