Hay un sinfín “de tesorillos” aguardando junto a la orilla del mar, que podemos usar para dar ciertos toques de personalidad y originalidad a nuestro hogar, veamos:
Una lámpara de cristalitos de colores
Entre la arena de la playa hay un sinfín de cristalitos retrabajados por las olas, de bellos colores verdes, marrones, blancos y incluso azules. Pues bien, recojamos aquellos que más tamaño tengan y llevémoslos a casa. Los limpiaremos con agua dulce, del grifo, removiendo para desprendan bien la sal que puedan llevar adherida y que les resta luminosidad.
Ahora tomemos un recipiente de cristal transparente, amplio (tipo jarrón o jarra, en forma de campaña) y añadamos los cristalitos, con agua que los cubra, hasta algo por debajo de la mitad del recipiente.
Cojamos la botella de cristal transparente en el que habremos metido una bombilla con su casquillo (que pueda encenderse y quede dentro de la botella sin tocar el cristal) y la colocaremos en el centro del jarrón con cristalitos. Estos se dispondrán entre la botella que contiene la bombilla encendida y la pared del jarrón de cristal transparente. De esta manera, la luz de la bombilla atravesará los cristalitos que inundarán con sus reflejos la habitación, pero el agua que cubre los cristalinos no estará en contacto con la bombilla, evitándose así que salten los plomos. ¿Qué para qué sirve el agua que cubre los cristalitos? Pues para que estos se vean más limpios (de hecho, si dejamos que se sequen veremos que sus superficies se vuelven mates y opacas por efecto de la sal y los numerosos arañazos).
Si nos fijamos en la imagen, la idea es sustituir el velón que se muestra por una botella de cristal transparente en la que habremos introducido una bombilla (si es de LED mejor, por aquello de que no se calientan tanto como otras).
Cristalitos de colores por doquier
Lo cierto es que estos cristalitos son tan agradables que hay mil y una utilidades que se les puede dar. Así por ejemplo, existe una mujer mejicana que con los cristales verdes, pegándolos con el pegamento rápido (y transparente) forma originales y vistosos árboles de navidad que decora con abalorios de colores y una estrella de mar.
Otra norteamericana usa los fragmentos de conchas y cristal que recoge en la playa para realizar móviles con los que decorar el baño. Y otra persona, esta vez masculina, creó el original espejo que observamos en la imagen mediante la adición de multitud de caracolas Turritella que encontró en la playa a la que solía acudir en verano.
Decorando la pared
La idea es comprar un trozo de tela blanca, por ejemplo de algodón, que imite a una red de pesca. La extendemos en la pared cubriendo parte de ésta, a lo largo. Y ahora pegamos sobre ella toda esa serie de conchas de almejas de mediano y gran tamaño que hemos consumido en los restaurantes en distintas ocasiones. Luego las podemos pintar con colores chillones (las conchas) y quedará una decoración la mar de original (y nunca mejor dicho). También quedaría bien añadir estrellas de mar pero personalmente me opongo a ello ya que estos simpáticos animales han tenido que ser capturados y muertos antes de venderse. Si los compramos, volverán a capturas a otros ejemplares así que mejor añadir conchas, gasterópodos marinos que hemos encontrado en la arena e incluso muñecos de vistosos colores que representen peces.