El estilo clásico se caracteriza por su libertad a la hora de decorar el hogar y solo hay que seguir algunas reglas básicas para obtener una decoración cómoda, agradable y elegante. Sin embargo, el estilo oriental, que a través de la decoración zen quiere crear ambientes que llamen a la salud y a la paz espiritual, lleva muchos años estando a la orden del día y su auge no decae. Por ello, son muchas las personas que cada vez buscan más la mezcla de ambos estilos, pero que no saben cómo llevarlo a cabo de forma correcta.
Desde Menamobel, Ivana González Mena, experta en decoración y tendencias, afirma que, aunque es muy sencillo conseguir una decoración bonita basada en cualquiera de estos dos estilos por separado, si se presta atención a los pequeños detalles se puede fusionar lo clásico con lo oriental sin ningún problema. “La clave para mezclar ambos estilos reside en conseguir un hogar lleno de paz y tranquilidad en el que se le dé prioridad al minimalismo, se reutilicen objetos y se anteponga lo artesanal por encima de lo industrial. Por este motivo es fundamental tener claro de qué forma se van a combinar los dos tipos de decoraciones, prestando especial importancia a los muebles, materiales y colores que se vayan a utilizar”.
La decoración clásica nunca falla
El estilo clásico se caracteriza por crear un ambiente poderoso y rico gracias al gran número de elementos decorativos que se utilizan. Sin embargo, no es un tipo de decoración fácil, ya que emplear adornos en exceso puede dar lugar a una sobrecarga en el entorno que destruya la personalidad del hogar y provoque estrés. “Aunque este estilo no sea nada minimalista, debe haber equilibrio y armonía en el ambiente, no se trata de llenar todos los espacios sin ningún tipo de sentido. Para ello, podemos contrarrestar la carga de objetos de decoración como candelabros, molduras o cuadros, con los colores de las paredes, que deben girar siempre en torno a colores como el beige, blanco o tonos cremosos”, apunta Ivana González.
Por otro lado, los muebles deben ser elegidos con mucho cuidado, preferiblemente en tonos cálidos y que llamen la atención de los invitados, pero sin que creen sensación de agobio. “A veces pensamos que para conseguir una estancia clásica basta con llenarla de muebles y no es así. Hay que tener muy presenten que cada elemento desempeña un papel y tiene un sitio exacto, por lo que hay que tener cuidado hasta del color de la madera que se elige. Es mejor que haya menos muebles, pero que su madera sea cálida, con tonos fuertes, y que transmita sensación de hogar”.
Los secretos de la decoración oriental
Al igual que en la decoración clásica se basa en lo recargado, para conseguir un estilo oriental en el hogar hay que prestar mayor importancia a aspectos como la simpleza, el minimalismo, los colores suaves, la escasez de mobiliario y los materiales. “En la decoración oriental es frecuente utilizar velas, hornos aromáticos, colgar murales con símbolos o mensajes e incluso poner fuentes de agua en el jardín. Sin embargo, lo más característico es fijarnos bien en los colores, utilizando tonos pasteles y pálidos para conseguir más amplitud y evitar las distracciones con colores oscuros. Sin lugar a duda, los colores básicos del estilo orientan son el ocre y el blanco en sus distintas tonalidades. Y es que, el estilo Zen en el que se basa la decoración asiática no admite colores como el negro en paredes o en grandes superficies, aunque sí se puede utilizar en algunos detalles”, afirma Ivana González.
En este sentido, desde Menamobel aconsejan atraer la relajación en el hogar con el uso de elementos típicos orientales como telas con frases armónicas o paneles para separar zonas. Hay que buscar siempre que los materiales tengan el menor proceso industrial posible y que sean ecológicos. Y es que, una de las grandes ventajas de este tipo de interiorismo es la gran facilidad con la que se puede dar un toque oriental a cualquier rincón de la casa.
La luz y los colores tranquilos: claves para fusionar ambos estilos
Aunque los dos estilos tienen mucha personalidad y pueden ser muy dispares ente sí, tienen una cosa en común: los colores llenos de tranquilidad y paz. “El estrés y la ansiedad que ha dejado la pandemia ha hecho que las personas introduzcan en su hogar opciones más versátiles y prácticas como los colores neutros, sin estampados, acompañados de muebles sencillos. Por ello, los colores idóneos para fusionar ambos estilos son el crema, el blanco, el gris y tonos pasteles que no rompan con el equilibrio de la casa”, apunta Ivana González.
En cuanto a la luz, es un aspecto primordial para conseguir una decoración basada en ambos estilos. “La clave está en que aprovechemos al máximo la luz natural que entre en casa, ya sea en el dormitorio o zonas comunes. Nunca hay que olvidar que el estilo oriental busca equilibrio, tranquilidad y paz. Para cuando no tenemos luz natural, lo mejor es invertir en lámparas de pie o de lectura que ofrezcan una iluminación tenue y, a poder ser, con pantallas de papel y toques de madera”.
En definitiva, tanto la elección de la decoración oriental como de la clásica será un buen acierto, aunque si se quieren fusionar ambos estilos y dotar de mayor personalidad el hogar será básico prestar mayor atención a los colores y muebles que se vayan a utilizar porque son la clave para conseguir una buena combinación de ambos estilos sin fallar en el intento.
Sobre Menamobel
Menamobel es una empresa familiar que lleva 40 años amueblando hogares. La compañía, con base en Fuenlabrada, cuenta con una exposición de 1000 metros cuadrados y es, hoy en día, toda una referencia en la zona sur de Madrid. Sus muebles convertibles han revolucionado el sector. Desde 2009 venden a toda España a través de su web www.menamobel.es.