Llevo tiempo pensando en comprar una alfombra para la habitación de los niños. Tienen una, pero empieza a estropearse la trasera y va soltando cositas blancas por la habitación, así que toca cambio más pronto que tarde. Pero ahora quiero una alfombra duradera, de buena calidad para que aguante bien el trote, y colorida, para que alegre la habitación, pero sin ser muy infantil, ya que espero poder usarla muuuchos años. Y justo andaba dándole vueltas a esto cuando me llegó un e-mail de Sukhi hablándome de sus alfombras, hechas a mano y por encargo por artesanos de diferentes partes del mundo. Y lo que leí me entusiasmó; es de esos proyectos que no puedo pasar por alto y que tengo la necesidad de compartir.
Sukhi es una empresa de alfombras artesanas con una maravillosa política social que beneficia a las tejedoras y tejedores con los que trabaja directamente, sin intermediarios, permitiendo esto abaratar el precio final. Estos artesanos de Nepal, India, Marruecos y Turquía tienen garantizadas unas condiciones óptimas de trabajo, con sueldos que doblan o triplican la media. ¿Es o no es para entusiasmarse?
Sukhi significa feliz en nepalí, y ese es el sentimiento que quieren transmitir a sus clientes, que se llevan a casa verdaderas obras de arte con la garantía de haber contribuido a mejorar la calidad de vida de los artesanos y artesanas.
Las colecciones de Sukhi incluyen alfombras de lana y fieltro realizadas en la India; alfombras Beni Ouarain, realizadas con pura lana de oveja y sin tinte en Marruecos; alfombras de bolas de fieltro que se tejen en Nepal, y alfombras patchwork hechas a mano en Turquía. Debido a mi interés, me he centrado en aquéllas que encuentro más apropiadas para decorar una habitación infantil. No son alfombras para niños específicamente, pero por su colorido y materiales son las que más me gustan para el cuarto de mis hijos. Os las enseño.
Alfombras de fieltro recortado, de la India. Es seguramente la alfombra que más me ha sorprendido, y una de mis favoritas para la habitación de los niños. Rectangulares o redondas, da igual, porque son realmente preciosas, especialmente este modelo, el Araav, lleno de colorido.
El modelo Adytia, con varios colores a elegir, también me gusta mucho.
Alfombras de lana afieltrada, de la India. Parecen tan agradables, tan suaves, que me pondría una en cada rincón de mi casa. Por lo que he leído, estas alfombras se fabrican con mimo y mucha paciencia, atando unas a otras las láminas de fieltro con gran cuidado. El proceso dura semanas y el resultado es digno de admiración.
Me gustan todos los modelos, pero para la habitación de mis hijos volvería a decantarme por el más colorido, el Aryan.
Alfombras de bolas de fieltro, de Nepal. Simplemente espectaculares. Están realizadas con miles de bolas de fieltro, hecho con lana pura 100% procedente de Nueva Zelanda. Como pueden personalizarse, creo que la pediría redonda y con multitud de colores, aunque los modelos que combinan dos o tres tonos también me parecen ideales.
Pero lo que más me ha gustado de estas alfombras es poner cara a sus artesanas aquí, conocer sus condiciones laborales y descubrir parte de la historia que hay detrás. Os comparto este vídeo para que vosotros también podáis conocerla y enamoraros de este proyecto.
Sinceramente, no sé cuál me gusta más, aún tengo que darle vueltas, pero estoy segura de que cualquiera de ellas sería una buena adquisición y quedaría perfecta en la habitación de los niños. ¿Cuál es vuestra favorita?
Espero que os haya gustado conocer este proyecto, el de una empresa social que nos demuestra que en cualquier parte del mundo, si se quiere, es posible hacerlo bien aplicando unas condiciones laborales respetuosas con las personas con las que se trabaja. Estaría genial que compartieras para dar a conocer las alfombras Sukhi y apoyar así este proyecto, ¿te parece?