Nada más refrescante en estos días de calor que mantener la decoración en el hogar en tonos blancos y pasteles. Igual que nos pasa con la ropa, nuestro hogar también agradece un cambio de textiles sobretodo, para refrescar y renovar el ambiente. Es tiempo de cambiar las fundas de sofá por las de verano si disponemos de ellas o las de los cojines por unas de colores claros y dejar la lana y el paño de invierno por el algodón y tejidos naturales. En el dormitorio también podemos hacer lo mismo cambiando los estampados oscuros y cálidos de los meses fríos por otros más frescos y dulces. Dicen que los colores influyen en el estado de ánimo y es cierto, una decoración en colores oscuros en verano solo hace que aumentar la sensación de calor, al contrario que en blanco y pasteles la amortigua. ¿no pensáis lo mismo?
Vía: innerstadsspecialisten